El asesinato de Virginia Franco, una reconocida psiquiatra de 68 años, ha sacudido a la localidad de City Bell, en La Plata. Franco fue encontrada sin vida en su domicilio el pasado sábado, tras varios intentos fallidos de contacto por parte de un amigo, Pablo Adrián Bozza, quien finalmente alertó a la policía. Al ingresar, los efectivos hallaron un escenario caótico: la víctima yacía en el pasillo, vestida con ropa de cama y rodeada de sangre, mientras la casa mostraba signos de desorden, cajones abiertos y objetos tirados, aunque sin evidencia de acceso forzado.

La autopsia preliminar reveló que Franco murió desangrada por un corte profundo en el cuello, con lesiones adicionales en brazos y pecho que sugieren una defensa desesperada ante el ataque. El único objeto faltante fue su celular, mientras otros bienes de valor permanecían en la vivienda. El fiscal Álvaro Garganta, a cargo de la UFI N° 11, ordenó una nueva autopsia para precisar la data y el mecanismo de muerte, así como estudios complementarios en busca de rastros biológicos y huellas que puedan vincular al agresor.

Testimonios de vecinos aportaron datos sobre movimientos sospechosos en el jardín de Franco en los días previos al crimen, incluyendo la presencia de personas no identificadas realizando supuestas tareas de jardinería. Una testigo señaló a un joven del barrio con antecedentes de mala conducta, mientras amigas de la víctima mencionaron la existencia de un posible acosador. Sin embargo, ninguna de estas líneas ha sido judicializada hasta el momento.

El entorno de Franco la describe como una mujer solidaria, activa en la vida social del barrio y preocupada por la creciente inseguridad. Héctor Tassino, amigo cercano, destacó su participación en iniciativas vecinales y su constante apoyo a la comunidad. El impacto del crimen ha generado temor entre los vecinos, quienes reclaman mayor protección y esclarecimiento del caso.

Por ahora, la investigación avanza con dificultades: las cámaras de seguridad de la zona no aportaron pruebas concluyentes y la vivienda carecía de dispositivos de grabación. El análisis de los teléfonos incautados y la notebook de la víctima podría arrojar nuevos datos. El fiscal mantiene abiertas varias hipótesis, incluyendo móviles económicos y personales, mientras el barrio sigue atento al desarrollo de la causa y a la identificación de los responsables.