La reciente derrota de la alianza entre el PRO y La Libertad Avanza (LLA) en las elecciones bonaerenses ha desencadenado una profunda crisis interna en el partido liderado por Mauricio Macri. El revés electoral, que significó la pérdida de cinco bancas en la Legislatura provincial y la caída en distritos históricamente favorables, ha puesto en evidencia las tensiones entre los sectores acuerdistas y autonomistas dentro del PRO.

Según fuentes cercanas a Macri, la dirigencia del PRO siente que fue "estafada" por LLA, tras haber aceptado condiciones impuestas por los libertarios y no haber logrado movilizar a su electorado tradicional. "Lo que pasó el domingo es un enorme fracaso de la conducción de la Libertad Avanza, que no le pudo llegar al votante histórico del PRO", reconoció un dirigente amarillo. La alianza, que en 2023 había sumado más de 2,5 millones de votos, apenas logró un incremento de 375.602 sufragios en esta elección, lo que refleja un bajo aporte del PRO y una posible desmovilización de sus bases.

En el seno del partido, la derrota fue analizada en una reunión virtual de emergencia, donde predominó la preocupación por el futuro político y la estrategia de cara a las elecciones nacionales de octubre. Mauricio Macri, que se mantuvo alejado de la campaña, evalúa ahora convocar a todos los candidatos del PRO para revisar la estrategia y redefinir el rumbo del partido. "Después de octubre se va a barajar todo de nuevo, y vamos a trabajar en una opción superadora", adelantó un dirigente cercano al expresidente.

Mientras tanto, los sectores acuerdistas, encabezados por Cristian Ritondo y Diego Santilli, defienden el acuerdo con LLA, argumentando que se conservaron la mayoría de las bancas en juego. Sin embargo, reconocen errores en la campaña, como la centralización de las decisiones en manos de los Milei y la falta de apertura a otras estrategias. La creación de una mesa política nacional por parte del gobierno, sin representantes del PRO, ha sido interpretada como una señal de distanciamiento y falta de reconocimiento al aporte del partido amarillo.

El contexto político se ve agravado por el escándalo en la Agencia Nacional de Discapacidad y la situación económica, factores que impactaron negativamente en la campaña y en la percepción del electorado. El peronismo, por su parte, se benefició de la fragmentación opositora y la falta de movilización del PRO en varios distritos.

De cara al futuro, el PRO se encuentra en un compás de espera hasta después de las elecciones de octubre, cuando se definirán nuevas alianzas y estrategias. Macri y su entorno consideran que la derrota puede ser una oportunidad para replantear el rol del partido y buscar una opción superadora. "Es una oportunidad para mejorar... Si la ven y se dejan ayudar", afirman en el entorno del expresidente.