Tony Janzen Valverde Victoriano, conocido como "Pequeño J", fue detenido en Perú tras una intensa búsqueda internacional, acusado de ser el autor intelectual del triple femicidio narco que conmocionó a Florencio Varela, Buenos Aires. La captura se produjo gracias a un operativo conjunto entre la Policía Bonaerense, la Policía Nacional de Perú e Interpol, tras una semana de investigaciones que incluyeron escuchas telefónicas y el seguimiento de celulares.

El triple crimen, que tuvo como víctimas a Brenda del Castillo, Morena Verdi y Lara Gutiérrez, fue perpetrado en una vivienda de Florencio Varela y transmitido en vivo a través de redes sociales, en lo que los investigadores consideran un mensaje mafioso. Según fuentes oficiales, la clave para dar con el paradero de "Pequeño J" fue el testimonio de su novia, quien aportó información decisiva sobre su ubicación y movimientos. Además, la colaboración de otras personas cercanas al acusado fue fundamental, ya que el nivel de violencia del crimen motivó a miembros de otras organizaciones a cooperar con la policía.

La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, calificó de "asesinos" a todos los involucrados, incluyendo a quienes presenciaron la transmisión del crimen, y pidió la aplicación de la Ley Antimafia para que todos los responsables reciban la máxima pena. "Son asesinos los que miraron el video, los que asesinaron, los que iban en el auto. Esa es la nueva filosofía que lleva adelante la Ley Antimafias y de este Gobierno", afirmó Bullrich en conferencia de prensa.

El fiscal Adrián Arribas, a cargo de la investigación, decretó el secreto de sumario y anticipó que la apertura de los celulares incautados podría derivar en nuevas detenciones. Por su parte, el abogado de una de las familias de las víctimas, Fernando Burlando, señaló que la causa está bien encaminada y que podrían surgir más pruebas y responsables vinculados al narcotráfico.

En sus primeras declaraciones tras la detención, "Pequeño J" negó cualquier implicación en el crimen: "Me echaron la culpa nomás, nosotros no matamos a nadie". Sin embargo, los investigadores sostienen que fue el cerebro detrás del brutal asesinato, motivado por disputas internas en el mundo narco.

El caso ha puesto en evidencia la gravedad de la violencia narco en el conurbano bonaerense y la necesidad de fortalecer la cooperación internacional para combatir el crimen organizado. Las autoridades argentinas y peruanas continúan trabajando en la extradición de los detenidos y en la búsqueda de otros posibles implicados, mientras la sociedad exige justicia por las víctimas.