Enero suele ser un mes de alta tensión para el mercado cambiario argentino, y 2026 no parece ser la excepción. La combinación de factores estacionales, como el turismo y el cobro de aguinaldos, junto con importantes vencimientos de deuda en moneda extranjera, presionan la demanda de dólares en un contexto de reservas internacionales frágiles.

El próximo 9 de enero vence un pago a acreedores privados por 4.212 millones de dólares, cifra que representa el 10% de las reservas brutas del Banco Central. A esto se suman otros compromisos con organismos internacionales y títulos por 466 millones de dólares, elevando el total de vencimientos en enero a 4.678 millones. Según la metodología del FMI, las reservas netas del Banco Central son negativas en casi 16.000 millones de dólares, lo que agrava la situación.

Históricamente, el dólar suele subir en enero: en los últimos cinco años pares, el aumento promedio fue de 11,8%, con picos de 18,3% en 2024. El gobierno, consciente de esta tendencia, ha implementado diversas estrategias para contener la suba, como la emisión de títulos ajustables por tipo de cambio, ventas de dólares del Tesoro y contratos de dólar futuro. Sin embargo, el financiamiento obtenido recientemente, como la emisión del Bonar 2029, no alcanzó las metas previstas, y la tasa de interés fue superior a la esperada.

El FMI exige al gobierno cambios en el esquema de bandas cambiarias y una mayor acumulación de reservas. Además, se prevé el ingreso de 706 millones de dólares por privatizaciones y la posibilidad de obtener un nuevo REPO con bancos internacionales. No obstante, persiste la duda sobre si estos recursos serán suficientes para cumplir con las obligaciones externas y abastecer el mercado cambiario.

El ajuste cambiario podría derivar en un rebrote inflacionario y una reducción de la demanda interna, aunque permitiría cumplir con las metas de reservas y reducir el riesgo país. El presidente Javier Milei admitió que el mayor impacto del ajuste se sentiría en el primer trimestre, aprovechando el periodo de vacaciones para minimizar el efecto social. El modelo económico prioriza el cumplimiento de compromisos externos, incluso a costa del consumo interno, en busca de estabilizar la economía y recuperar la confianza de los mercados internacionales.