La renuncia de Giselle Castelnuovo a la Subsecretaría de Asuntos Políticos del Interior ha desatado una fuerte polémica en el escenario político argentino. Castelnuovo, quien ocupaba el décimo puesto en la lista de diputados nacionales por La Libertad Avanza en la provincia de Buenos Aires, era responsable de la Dirección Nacional Electoral (DINE), el organismo encargado de la organización y logística de los comicios nacionales. Su salida fue formalizada mediante resolución administrativa y publicada en el Boletín Oficial, sin objeciones ni detalles sobre los motivos de la dimisión.

La controversia se intensificó al conocerse que otras dos funcionarias clave en el operativo electoral, Gladys Humenuk y Johanna Longo, también integran la lista de candidatos de La Libertad Avanza. Humenuk, directora titular del Correo Argentino y amiga de Javier Milei, ocupa el cuarto lugar en la nómina, mientras que Longo, gerenta de Asistencia Técnica Legal del Correo, figura en el sexto puesto. El Correo Argentino desempeña un papel fundamental en la logística electoral, desde el traslado de urnas y documentación hasta la distribución de padrones y material sensible.

La situación ha generado preocupación entre expertos en ética pública y sectores opositores, quienes advierten sobre el riesgo de conflictos de interés y la necesidad de garantizar la transparencia e imparcialidad del proceso electoral. "Tres salidas bastante desprolijas que se acercan a lo que se conoce como puerta giratoria: salir de un lado del mostrador para pasar al otro", analizó el politólogo Pablo Salinas. Además, se destaca que Castelnuovo debía implementar por primera vez la Boleta Única de Papel, un desafío histórico para la organización de los comicios.

En medio de un contexto de rediseño ministerial y múltiples renuncias en el gobierno de Milei, la presencia de candidatas en cargos operativos del proceso electoral pone en evidencia la necesidad de separar claramente las funciones públicas de los intereses partidarios. La resolución administrativa que formalizó la renuncia de Castelnuovo no especifica quién ocupará el cargo vacante, mientras la polémica continúa alimentando el debate sobre la transparencia institucional y la confianza en el sistema electoral argentino.