Axel Kicillof, gobernador de la provincia de Buenos Aires, ha dado pasos decisivos para posicionarse como referente nacional del peronismo con vistas a las elecciones presidenciales de 2027. En las últimas semanas, Kicillof intensificó su armado federal, sumando apoyos de intendentes y gobernadores de distintas provincias, en un contexto de creciente fragmentación interna dentro del peronismo.

El martes pasado, en una cena organizada por la Federación Argentina de Municipios (FAM) en Ezeiza, intendentes de todo el país acordaron trabajar para impulsar la proyección nacional de Kicillof. “Vamos a trabajar para ordenar lo que puede llegar a ser un desembarco de Axel en provincias donde no gobierna el peronismo”, señaló uno de los participantes. La FAM será el motor del despliegue territorial, buscando que la figura de Kicillof trascienda las fronteras bonaerenses.

En paralelo, Kicillof mantuvo reuniones con gobernadores peronistas como Gildo Insfrán (Formosa), Sergio Ziliotto (La Pampa), Ricardo Quintela (La Rioja), Gustavo Melella (Tierra del Fuego) y Elías Suárez (Santiago del Estero). En estos encuentros, se firmaron acuerdos de cooperación y se consensuó la necesidad de rediscutir el federalismo y sostener una agenda común en el Congreso, en respuesta al ajuste y la reducción de recursos por parte del gobierno nacional.

El gobernador bonaerense también fue el único mandatario provincial en sumarse a la marcha de la CGT contra la reforma laboral, reforzando su vínculo con el sindicalismo y los movimientos sociales, pilares de su armado nacional. El Movimiento Derecho al Futuro (MDF) y la articulación con la CGT y la CTA forman parte central de su estrategia para ampliar su base de sustentación.

Sin embargo, el avance de Kicillof no está exento de obstáculos. Las tensiones con el kirchnerismo y el massismo se han profundizado, especialmente en la Legislatura bonaerense y el Partido Justicialista provincial. Disputas por el control de cargos, recursos y la conducción partidaria marcan el pulso de una interna que amenaza con fragmentar aún más al peronismo. Mientras algunos sectores presionan por una ruptura formal, Kicillof apuesta a la unidad, aunque advierte que no aceptará exclusiones ni vetos en la construcción de un nuevo frente.

En este escenario, la fatiga con el centralismo bonaerense y la demanda de un peronismo más federal se convierten en claves para el futuro del espacio. Kicillof busca capitalizar ese descontento, presentándose como una alternativa capaz de aglutinar a los distintos sectores y ofrecer una opción competitiva frente al oficialismo de Javier Milei en 2027.