Silvana Cortelezzi y Waldo Vazquez Guijo, dos abogados con una larga trayectoria en el derecho corporativo, decidieron hace más de una década dar un giro radical a sus vidas y dedicarse a la producción ganadera en San Miguel del Monte. Tras años de trabajo en multinacionales y viajes internacionales, ambos optaron por dejar atrás el estrés y la rutina de la vida urbana para embarcarse en un proyecto rural propio.

La decisión estuvo motivada por experiencias personales, incluyendo problemas de salud que los llevaron a replantearse sus prioridades. Silvana, quien inició el cambio estudiando Producción Vegetal Orgánica en la UBA, y Waldo, con una vasta experiencia en derecho y docencia, adquirieron 300 hectáreas y comenzaron a criar vacas Angus colorado. "Empezamos a buscar chacras primero, pero luego decidimos buscar un campo. Juntamos todos los ahorros y en 2011 compramos 300 hectáreas", relata Silvana.

El emprendimiento no estuvo exento de desafíos. Aprendieron sobre ganadería y agricultura "a los golpes", enfrentando dificultades con el personal y la gestión diaria. Sin embargo, la complementariedad de sus habilidades administrativas y productivas les permitió consolidar el negocio. Mantienen un rodeo de 300 vacas y han ganado premios por la calidad genética de sus animales, destacándose en remates y exposiciones. Además, diversifican su actividad con la producción de cereales como trigo, maíz y soja, lo que les permite sostener el emprendimiento ante las fluctuaciones del mercado.

La participación en asociaciones rurales y el asesoramiento en temas legales y agrícolas siguen siendo parte de su vida profesional. "La abogacía nunca te abandona", comenta Silvana, quien también se dedica al paisajismo sustentable y la promoción de corredores de biodiversidad.

La historia de Silvana y Waldo refleja una tendencia creciente en Argentina: profesionales urbanos que migran al campo en busca de calidad de vida y nuevos desafíos. Su experiencia, marcada por la resiliencia y la pasión por aprender, inspira a otros a considerar cambios de rumbo y a valorar la diversificación como clave para el éxito rural. "Lo que nos alumbró fue la pasión de empezar algo nuevo, algo que te movilice, que te emocione", concluye Waldo, subrayando el impacto positivo de su reinvención personal y profesional.