El gobierno de Javier Milei enfrenta una coyuntura decisiva en vísperas de las elecciones legislativas del 26 de octubre, marcada por el respaldo financiero de Estados Unidos y la promesa de inversiones privadas que podrían alcanzar los 70.000 millones de dólares. El swap de 20.000 millones otorgado por el Tesoro estadounidense y el anuncio de OpenAI de invertir 25.000 millones en infraestructura tecnológica en la Patagonia han generado un clima de optimismo en la Casa Rosada, aunque persisten desafíos significativos.

En el plano político, Milei ha condicionado la implementación de reformas laborales y fiscales al apoyo que reciba en las urnas. Entre las propuestas figura la flexibilización de los convenios colectivos y la posibilidad de pactar contratos en moneda extranjera, medidas que han generado debate tanto dentro como fuera del oficialismo. El presidente también prometió una reforma del régimen de Impuesto a las Ganancias, orientada a facilitar la formalización de empresas y empleo.

Sin embargo, la gestión enfrenta tensiones internas, especialmente entre Karina Milei, Santiago Caputo y Guillermo Francos, quienes disputan influencia sobre el rumbo del gabinete y la toma de decisiones. El respaldo de Estados Unidos ha fortalecido la posición de Caputo, encargado de negociar inversiones y alianzas, mientras Francos y otros sectores reclaman mayor apertura y compromiso político.

La visita de Milei a San Nicolás para un acto de campaña estuvo marcada por protestas sociales y críticas a sus políticas, reflejando la polarización y el descontento en sectores de la sociedad. En paralelo, la economía muestra signos de estancamiento en el consumo y una inflación contenida, aunque se anticipa un posible ajuste cambiario tras las elecciones.

El contexto electoral es complejo, con denuncias de corrupción que han afectado la imagen del oficialismo y una oposición fragmentada. Analistas coinciden en que el resultado en la provincia de Buenos Aires será determinante para el futuro político y económico del país. El oficialismo apuesta a concentrar el voto no peronista, mientras el peronismo busca mantener su poder parlamentario.

Tras los comicios, la atención se centrará en el tratamiento del Presupuesto 2026 y las reformas estructurales exigidas por Estados Unidos y el FMI. El desenlace electoral definirá el margen de maniobra del gobierno para avanzar en su agenda y consolidar la gobernabilidad en un escenario de alta volatilidad.