El sector hotelero de Rosario atraviesa una etapa de reconversión marcada por el cierre de varios establecimientos históricos y la transformación de sus edificios en nuevos usos. Tras la pandemia de Covid-19, hoteles emblemáticos como el Viena y el Rosario permanecen cerrados, mientras otros, como el Normandie, están siendo refaccionados para convertirse en geriátricos. La tendencia se extiende a otros exhoteles, que ahora albergan comercios, residencias universitarias o viviendas permanentes.

Según Damián Auzunbud, presidente de la asociación empresaria hotelero-gastronómica, la oferta de plazas hoteleras en Rosario no ha disminuido, sino que se ha concentrado en establecimientos de cuatro y cinco estrellas y apart hoteles, orientados a un público de mayor poder adquisitivo. "Hoy en día es un sector más competitivo", afirma Auzunbud, quien también señala que los hoteles de menor escala, gestionados tradicionalmente por familias, han sido los más afectados por la baja rentabilidad y la falta de relevo generacional.

La estrategia sanitaria frente a la pandemia y el posicionamiento de Rosario como una de las ciudades más peligrosas del país han acelerado el cierre de hoteles y la reconversión de sus inmuebles. Rubén Palumbo, presidente del Colegio de Arquitectos de la segunda circunscripción, sostiene que "siempre resulta más económico poner en valor una infraestructura que hacer un hotel de cero" y sugiere que el Estado podría adquirir estos edificios para convertirlos en residencias, aprovechando la estructura ya disponible.

El fenómeno de reutilización de hoteles no es exclusivo de Rosario. En otras ciudades del mundo, se experimenta con viviendas en edificios con grandes espacios comunes y gestión cooperativa. En Rosario, la universidad pública gestiona desde 2022 la residencia universitaria Ismael Casiano Bordabehere en el antiguo Pringles Apart Hotel, con capacidad para 150 estudiantes.

Mientras algunos hoteles esperan años para definir su nuevo destino, otros proyectos tardan en concretarse, como el Innovo, que abrió sus puertas en febrero tras 12 años de espera. La reconversión hotelera en Rosario refleja una tendencia global y plantea desafíos y oportunidades para el desarrollo urbano y social de la ciudad.