La planta de ensamblaje de motos KTM, perteneciente al Grupo Simpa, cerró sus puertas en Campana, provincia de Buenos Aires, dejando a 50 trabajadores sin empleo. La decisión, confirmada por la empresa en un comunicado, generó un fuerte malestar entre los empleados y la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), que denunció la falta de aviso previo y la ausencia de procedimientos legales para el cierre.

Según la compañía, la medida responde a una reestructuración global de uno de sus socios internacionales, que determinó que ciertos modelos de motos solo se fabriquen en sus plantas de origen. Esto dejó sin actividad a la estructura de Campana, cuya producción será trasladada a la planta de Pilar, considerada estratégica por Simpa para la eficiencia y competitividad.

El cierre fue sorpresivo para los trabajadores, quienes organizaron protestas y cortes en las inmediaciones de la fábrica. “Con esa excusa se desprenden de 50 familias, dejando en la calle a 50 trabajadores de manera bochornosa”, expresó la UOM, que también criticó la falta de comunicación y pidió la intervención de las autoridades laborales.

El Ministerio de Trabajo bonaerense intervino dictando una conciliación obligatoria por 20 días, aunque persiste la incertidumbre sobre el futuro de los empleados. Simpa aseguró que los despedidos recibirán indemnizaciones conforme a la ley y capacitaciones para su reinserción laboral, pero descartó la posibilidad de relocalizarlos en Pilar.

El caso se inscribe en un contexto de deterioro del empleo industrial en Argentina, con 12.000 puestos privados perdidos en junio, especialmente en la industria manufacturera. Analistas y sindicatos advierten que la tendencia a importar bienes terminados y la centralización de operaciones en menos plantas ponen en riesgo la producción local y el empleo. El cierre de Campana es visto como un símbolo de la vulnerabilidad del modelo de ensamblaje argentino frente a las decisiones de multinacionales y la coyuntura económica nacional.