El gremio de controladores aéreos en Argentina decidió suspender el paro previsto para el jueves 28 de agosto, tras ser convocado a una audiencia de conciliación por la Secretaría de Trabajo. Sin embargo, la medida de fuerza se mantiene para el sábado 30 de agosto, en dos franjas horarias, y no se descartan nuevas acciones durante septiembre si no se alcanza un acuerdo salarial.

Desde el viernes 22 de agosto, los paros han generado graves interrupciones en el servicio aéreo nacional, afectando a más de 44.000 pasajeros y provocando pérdidas estimadas entre 1,5 y 2 millones de dólares para las aerolíneas. La puntualidad de los vuelos se deterioró significativamente, pasando del 79,85% al 62,36%, mientras que las cancelaciones aumentaron del 1,25% al 11,07%. Las huelgas se han realizado en horarios específicos, impactando principalmente los vuelos de cabotaje y generando largas filas y reprogramaciones en los aeropuertos.

El principal reclamo de la Asociación de Técnicos y Empleados de Protección y Seguridad a la Aeronavegación (ATEPSA) es salarial. El sindicato sostiene que la escala vigente para los controladores aéreos no ha sido actualizada desde agosto de 2024, y que la oferta de aumento del 15% presentada por la Empresa Argentina de Navegación Aérea (EANA) no fue formalizada ni aceptada. "Durante todo un año intentamos por distintos medios alcanzar una solución a este conflicto, sin hallar voluntad de diálogo ni de negociación por parte de quienes abandonaron la gestión del sistema aéreo argentino, priorizando el negocio y los beneficios personales en lugar de garantizar la seguridad aérea", expresó ATEPSA en un comunicado.

Por su parte, EANA y el Gobierno han manifestado su rechazo a las medidas de fuerza, calificándolas como una afectación a un servicio esencial garantizado por ley. "Compromete el funcionamiento del sistema aeronáutico", señalaron desde la empresa, que también acusó al gremio de mantener una "postura intransigente" tras 17 audiencias de negociación. El Ministerio de Transporte advirtió sobre posibles sanciones y recordó la obligación de prestar un servicio mínimo del 45% durante los paros.

La Secretaría de Trabajo, a pedido de la Secretaría de Transporte, busca desactivar el conflicto y evitar mayores perjuicios para los pasajeros y el sistema de aviación nacional. Mientras tanto, las partes continúan negociando en un clima de alta tensión, y el futuro del conflicto permanece incierto, con la posibilidad de nuevas medidas de fuerza en septiembre si no se logra un acuerdo.