Jade Isabela Callau Barriga, una joven boliviana de 22 años, fue condenada este viernes por el Tribunal Oral Federal de Concepción del Uruguay a tres años de prisión condicional y una multa de 2.743.371 pesos, tras ser hallada culpable de participar en el transporte de casi 359 kilos de cocaína en una avioneta que aterrizó en un campo cercano a Holt Ibicuy, Entre Ríos, el pasado 22 de enero. La jueza Mariela Rojas dispuso además su expulsión inmediata del país y la prohibición de reingreso permanente, en cumplimiento de la resolución de la Dirección Nacional de Migraciones.

El operativo policial se inició tras la alerta de un testigo sobre el aterrizaje de una avioneta en el establecimiento rural Campo Grande. En la aeronave viajaban Callau Barriga y un piloto brasileño, Leonardo Monte Alto Gusmão, quien utilizaba una identidad falsa. En el interior de la avioneta se hallaron 10 bultos con 342 paquetes pequeños de cocaína, sumando un total de 358.923 gramos, además de pequeñas cantidades de marihuana y cocaína en otros envoltorios.

La joven fue inicialmente procesada como coautora, pero en el marco de un juicio abreviado, la acusación se redujo a partícipe secundaria, lo que permitió la pena condicional y su expulsión. Según la investigación, Callau Barriga habría actuado bajo la influencia del piloto, con quien mantenía una relación personal, y en un contexto de vulnerabilidad económica y emocional. La familia de la joven afirmó que fue manipulada y que desconocía la verdadera finalidad del viaje hasta que ya estaba en curso.

El caso, caratulado como "Monte Alto Gusmao, Leonardo y otros s/Infracción Ley 23.737", expuso la utilización de rutas aéreas y rurales en Entre Ríos para el tráfico de cocaína hacia distintos puntos del país. Las autoridades continúan investigando a otros implicados, incluyendo a presuntos dueños de la avioneta y del cargamento, algunos de los cuales permanecen prófugos.

La expulsión de Callau Barriga se hizo efectiva el 3 de octubre de 2025, cuando abordó un vuelo desde el Aeropuerto Jorge Newbery hacia Santa Cruz de la Sierra, Bolivia. El caso ha reavivado el debate sobre la magnitud del narcotráfico en la región y la situación de jóvenes extranjeros involucrados en estas redes, así como la necesidad de fortalecer los controles y la cooperación internacional.