A 25 años del doble homicidio de Horacio Iglesia Braun y María Victoria Chiaradía, Bahía Blanca recuerda uno de los crímenes más emblemáticos de su historia. El asesinato de la joven pareja, ocurrido el 26 de agosto de 2000 durante el robo de un vehículo, conmocionó a la ciudad, especialmente por el vínculo de Horacio con la policía bonaerense: era hijo del extinto comisario mayor Héctor Iglesia, exjefe de la fuerza.

La investigación penal, encabezada por el entonces fiscal Eduardo d'Empaire, logró condenar a los instigadores del robo y al autor material, Gustavo Javier Ravainera, conocido como "Lagarto", quien recibió prisión perpetua. Sin embargo, la Justicia no pudo avanzar sobre otros posibles ejecutores ni esclarecer el presunto involucramiento policial, ya que dos acusados fueron absueltos por falta de pruebas.

Con el paso de los años, tres de los imputados fallecieron, complicando aún más la resolución de la demanda civil por daños y perjuicios, que permanece abierta. El proceso enfrenta obstáculos como sucesiones y la rebeldía de algunos herederos, lo que ha generado frustración en las familias de las víctimas. "Llevamos un cuarto de siglo y todavía no está resuelto. No podemos decir 'ya está, se terminó', siempre seguís arriba de la calesita", expresó Martín Iglesia Braun, hermano de Horacio, quien lamenta la lentitud del sistema judicial.

Silvia Braun, madre de Horacio, continúa esperando justicia mientras enfrenta problemas de salud, y el abogado Matías Bertoncello sigue impulsando la causa en el fuero civil. El caso, que en su momento puso en evidencia la problemática del robo de autos para desarme en la provincia de Buenos Aires y la posible complicidad policial, sigue sin cicatrizar en la memoria de Bahía Blanca. Las familias de las víctimas mantienen la esperanza de una resolución definitiva, aunque el desgaste emocional tras 25 años es evidente. El doble crimen Chiaradía-Iglesia permanece como símbolo de la lucha por justicia y de los desafíos del sistema judicial argentino.