Diputados nacionales que recientemente se apartaron de La Libertad Avanza y conformaron el bloque Coherencia han intensificado sus contactos con gobernadores peronistas no alineados con el kirchnerismo, en un contexto de creciente tensión política y crisis en el oficialismo. Carlos D’alessandro, Marcela Pagano, Lourdes Arrieta y Gerardo González mantuvieron reuniones con Gustavo Sáenz, gobernador de Salta, y Ricardo Quintela, gobernador de La Rioja, ambos críticos tanto del gobierno nacional como del sector kirchnerista.

Durante los encuentros, los legisladores y los mandatarios provinciales coincidieron en la necesidad de fortalecer el federalismo y garantizar una distribución equitativa de los recursos, con el objetivo de potenciar las economías regionales y promover la autonomía de las provincias. Entre los temas abordados se destacaron la promoción de la vitivinicultura, la olivicultura, la agroindustria, la producción textil y el desarrollo de energías renovables y minería sustentable.

El gobernador Sáenz, quien fue uno de los principales aliados del presidente Javier Milei en el inicio de su mandato, ha tomado distancia en los últimos meses. En sus redes sociales, Sáenz expresó: “La lealtad es una avenida de ida y de vuelta, no es unilateral. Algunos funcionarios del Gobierno nacional fingen demencia a la hora de cumplir con la palabra empeñada y terminan convirtiéndose en palomas de Iglesia”.

Por su parte, D’alessandro subrayó tras el encuentro con Quintela: “Coincidimos en que la Argentina necesita recuperar un verdadero federalismo, donde las decisiones no se tomen solo en los escritorios de la Capital Federal, sino en un diálogo sincero y horizontal con las provincias”.

El bloque Coherencia, surgido tras diferencias internas con la conducción de LLA, busca consolidarse como una fuerza autónoma capaz de articular con otros sectores de la oposición. Este movimiento se produce en medio de reveses legislativos para el oficialismo y escándalos recientes que han debilitado su posición en el Congreso.

La estrategia de los diputados y gobernadores apunta a reforzar la influencia de las provincias en el escenario nacional y a instalar el debate sobre el federalismo y la distribución de recursos como ejes centrales de la agenda política. Las implicaciones futuras podrían incluir una mayor fragmentación del oficialismo y el surgimiento de nuevos acuerdos parlamentarios en torno a la defensa de los intereses provinciales.