La provincia de Buenos Aires fue escenario de unas elecciones legislativas que marcaron un duro revés para el gobierno de Javier Milei. El peronismo, bajo el sello Fuerza Patria, se impuso por más de 13 puntos sobre La Libertad Avanza (LLA), relegando al oficialismo a victorias solo en dos de las ocho secciones electorales. Este resultado, que no se veía desde 2005, expone la debilidad política del gobierno y la erosión de su base de apoyo en el principal distrito electoral del país.

El contexto de la elección estuvo signado por el escándalo de corrupción conocido como "Coimagate", que involucra a Karina Milei, hermana y principal asesora del presidente, y a funcionarios cercanos, a partir de audios filtrados por el exfuncionario Diego Spagnuolo. La crisis interna en LLA se profundizó, con disputas entre sectores y dificultades para coordinar la fiscalización con el PRO, su principal aliado. El presidente Milei, tras reconocer la derrota, ratificó su rumbo económico, lo que generó inquietud en los mercados: el riesgo país superó los 900 puntos y el Banco Central debió intervenir para contener el dólar.

En el Congreso, el oficialismo sufrió otro revés con el rechazo al veto presidencial sobre la Ley de Emergencia en Discapacidad, obligando al Ejecutivo a aplicar la norma. La oposición, articulada en torno al peronismo y otros bloques, logró imponer su agenda y limitar la capacidad de acción del gobierno.

El resultado electoral en Buenos Aires tiene implicancias nacionales: pone en duda la viabilidad política del ajuste, debilita la posición de Karina Milei y anticipa un escenario de mayor conflictividad interna en el oficialismo. Mientras tanto, el peronismo celebra el triunfo como un freno al ajuste y una reivindicación de su estrategia política. Analistas y empresarios advierten sobre la creciente fragilidad institucional y económica, en un clima de incertidumbre de cara a las elecciones nacionales de octubre.