En la última semana antes de las elecciones legislativas del 26 de octubre, el escenario político argentino se encuentra atravesado por tensiones y llamados al diálogo. El expresidente Mauricio Macri reapareció en la escena pública con un mensaje dirigido al presidente Javier Milei y al oficialismo, instando a la construcción de una "nueva mayoría" que trascienda los límites partidarios y permita avanzar en reformas necesarias para el país.

Macri, a través de una carta difundida en redes sociales, destacó los logros en materia de estabilidad de precios, señalando que la inflación de septiembre fue del 2,1%, una cifra que contrasta con el 211% anual registrado al final del mandato de Alberto Fernández. "Después de importantes sacrificios, el país alcanzó una estabilidad razonable. Pero ahora la gente necesita dejar atrás el estancamiento y pasar de la estabilidad al crecimiento", expresó el exmandatario. En ese sentido, propuso que el próximo paso sea la construcción de acuerdos políticos amplios, con el objetivo de aprobar una Ley de Presupuesto consensuada que mantenga el equilibrio fiscal y fije prioridades compartidas.

El PRO, según Macri, está dispuesto a asumir el compromiso de impulsar estos cambios, pero reconoce que su aporte es insuficiente para lograr los objetivos planteados. "Necesitamos que después del 26 el gobierno convoque al diálogo, con humildad y honestidad", apuntó, subrayando la importancia de sumar a otras fuerzas políticas y aceptar una oposición constructiva.

La respuesta desde la Casa Rosada fue de gratitud por el reconocimiento, pero con una clara advertencia: el liderazgo del proceso de cambio corresponde a Milei. El presidente refuerza su posición y evalúa cambios en el gabinete, con Santiago Caputo como posible figura central. Sin embargo, las tensiones internas entre La Libertad Avanza y el PRO se hacen evidentes, especialmente en la definición de candidaturas y la organización de la fiscalización electoral en distritos clave como Buenos Aires y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

El resultado de las elecciones será determinante para el futuro de las alianzas políticas y el respaldo internacional, en particular el apoyo financiero de Estados Unidos, que observa de cerca la evolución de la situación argentina. Empresarios y dirigentes muestran preocupación por la gobernabilidad y la continuidad de la ayuda internacional, mientras el oficialismo busca consolidar su base legislativa para garantizar la estabilidad y avanzar en reformas estructurales.

En este contexto, el llamado al diálogo y la construcción de consensos se presenta como una necesidad urgente para superar la etapa de estancamiento y encaminar al país hacia el crecimiento y el desarrollo.