El femicidio de Daiana Mendieta, de 22 años, sacudió a la localidad de Gobernador Mansilla, en Entre Ríos. La joven fue hallada muerta en un aljibe, tras una intensa búsqueda que movilizó a más de 130 personas, entre policías, bomberos y voluntarios. El caso dio un giro inesperado cuando la autopsia descartó la hipótesis inicial de muerte por disparo y confirmó que Daiana falleció a causa de un traumatismo de cráneo provocado por un golpe con un elemento contundente y punzante.

La investigación comenzó el viernes 3 de octubre, cuando la familia denunció la desaparición de Daiana, quien había salido de su casa en un Chevrolet Corsa y perdió contacto con sus allegados poco después. El vehículo fue encontrado abandonado en una zona rural, lo que activó un operativo de rastrillaje en áreas apartadas y casas abandonadas. El martes, el cuerpo de la joven fue hallado en un aljibe camuflado entre ramas y hojas, a unos diez metros de profundidad.

Las pesquisas, coordinadas por la fiscal Emilce Reynoso, incluyeron el análisis de cámaras de seguridad, entrevistas a testigos y pericias sobre teléfonos y vehículos. Un testigo mencionó haber visto una camioneta blanca cerca del lugar donde se halló el auto de Daiana, lo que llevó a identificar a Gustavo Brondino, apodado "Pino", como principal sospechoso. Brondino, de 55 años, mantenía un vínculo previo con la víctima y fue detenido tras resistirse al allanamiento de su vivienda, donde intentó manipular un arma de fuego antes de ser reducido por la policía.

En la camioneta del sospechoso se encontraron manchas hemáticas, y se esperan los resultados de las pericias genéticas para determinar si corresponden a la víctima. Por el momento, Brondino permanece bajo prisión preventiva por 90 días, imputado por resistencia a la autoridad y portación de arma de fuego, mientras la fiscalía avanza en la investigación para esclarecer su posible responsabilidad en el crimen.

El caso ha generado conmoción en la comunidad, donde la relación entre Daiana y Brondino era un secreto a voces. Vecinos y familiares recuerdan a la joven como una persona alegre y responsable, y lamentan la tragedia que expone la persistencia de la violencia de género en ámbitos rurales. Las autoridades destacan la rapidez del operativo de búsqueda y la importancia de la colaboración comunitaria, mientras el abogado del acusado rechaza cualquier implicación de su defendido en el hecho.

La investigación continúa, y el caso plantea interrogantes sobre la capacidad de las comunidades pequeñas para detectar y prevenir situaciones de riesgo, así como la necesidad de fortalecer los mecanismos de protección frente a la violencia de género.