En las últimas semanas, los precios de alimentos y productos de consumo masivo en Argentina han registrado aumentos significativos, impulsados por la suba del dólar y la incertidumbre electoral. Las principales empresas del sector, como Molinos, Danone, Coca-Cola, Arcor y Unilever, han aplicado incrementos que oscilan entre el 3% y el 10% en rubros como aceites, harinas, lácteos, carnes, galletitas y productos de limpieza. Estos aumentos se reflejan tanto en supermercados como en comercios de cercanía, donde los comerciantes intentan absorber parte de los incrementos para no perder ventas, en un contexto de consumo debilitado y salarios estancados.

El proceso de remarcación de precios se intensificó en la última semana de septiembre y la primera de octubre, coincidiendo con episodios de tensión cambiaria y la intervención del Gobierno en el mercado de divisas. Según relevamientos sectoriales, los aceites registraron subas de entre 6% y 8%, las harinas hasta un 12%, los lácteos entre 3% y 4%, y las carnes entre 5% y 10%. Las yerbas y galletitas también mostraron aumentos de entre 6% y 10%. Comerciantes y distribuidores reportan dificultades para trasladar estos incrementos al consumidor final debido a la baja demanda y la falta de liquidez, lo que obliga a muchos a absorber parte de los aumentos para evitar una caída aún mayor en las ventas.

El financiamiento con tarjeta de crédito se ha vuelto más complicado, con un aumento de la morosidad y límites de cupo que restringen el acceso de los consumidores. Según datos del Banco Central, la morosidad en familias alcanzó el 5,7% del financiamiento total, la cifra más alta desde 2010. En paralelo, la inflación en la Ciudad de Buenos Aires se aceleró al 2,2% en septiembre, acumulando un alza del 22,7% en lo que va de 2025 y una variación interanual del 35%.

El contexto económico se ve agravado por el cierre masivo de PyMEs, con más de 16.000 empresas cerradas desde 2023 y la pérdida de 236.000 empleos formales. El aumento de costos operativos, como combustibles, energía y alquileres, también presiona los precios al alza. Analistas financieros anticipan mayor tensión cambiaria y una posible suba de tasas de interés en las próximas semanas, mientras el Gobierno enfrenta limitaciones para intervenir en el mercado de divisas.

Las expectativas para fin de año son negativas, con pronóstico de mayor retracción del consumo y cierre de empresas. La Defensoría del Pueblo advierte sobre el impacto de los aumentos en la canasta básica y la pérdida de poder adquisitivo de los salarios, en un escenario de crisis económica prolongada que afecta a todos los sectores.