Un brutal caso de parricidio sacudió a la ciudad de Resistencia, Chaco, tras el hallazgo del cuerpo de Rogelio Gauna, de 65 años, oculto en una heladera de su vivienda en el barrio Vélez Sarsfield. El principal acusado es su hijo, Marcos Gauna, de 27 años, quien confesó haberlo estrangulado tras una violenta discusión relacionada con el consumo de drogas y la venta de bienes familiares.

El hecho salió a la luz luego de que Fernando Gauna, hijo mayor de la víctima, denunciara la desaparición de su padre tras varios días sin poder comunicarse con él. La policía local acudió al domicilio de la calle García Merou al 2900, donde encontró el cadáver en un electrodoméstico en desuso. Marcos Gauna, quien convivía con su padre, inicialmente ofreció versiones contradictorias sobre el paradero de Rogelio, pero finalmente admitió el crimen ante las autoridades.

Según fuentes judiciales, la discusión que derivó en el asesinato se produjo el 14 de agosto, día en que Rogelio cobró su jubilación. La negativa del padre a permitir la venta de bienes para comprar drogas habría desencadenado el ataque fatal. La autopsia preliminar determinó que la muerte ocurrió por estrangulamiento manual, entre cinco y seis días antes del hallazgo.

La fiscal Candela Valdez, a cargo de la investigación, ordenó la detención de Marcos Gauna bajo la carátula de homicidio agravado por el vínculo. Además, dispuso diversas medidas periciales, incluyendo el análisis de cámaras de seguridad y la declaración de testigos, entre ellos la pareja del acusado, quien fue demorada pero no enfrenta cargos.

Vecinos y familiares describieron a Rogelio Gauna como un hombre trabajador y servicial, muy querido en el barrio. Relataron que los problemas de adicción y violencia de Marcos eran conocidos y que la relación familiar se había deteriorado en los últimos meses. "La droga lo llevó por mal camino", lamentó Fernando Gauna, quien también señaló que su hermano había estado internado en dos ocasiones por consumo de cocaína.

El caso, que conmocionó a la comunidad local, se encuadra en la figura de parricidio, delito que podría acarrear la pena máxima de prisión perpetua según la legislación argentina. La Justicia espera los resultados definitivos de la autopsia y las pericias psicológicas y toxicológicas para avanzar con la imputación formal y esclarecer todos los detalles del crimen.