El gobierno de Javier Milei enfrenta una etapa de alta volatilidad política en la antesala de las elecciones legislativas de octubre. Las recientes derrotas sufridas en la Cámara de Diputados, donde la oposición logró rechazar decretos delegados y aprobar proyectos de fuerte impacto social, han debilitado la posición oficialista y evidenciado fracturas en las alianzas parlamentarias. La conformación de un bloque de cinco gobernadores, integrado por Santa Fe, Córdoba, Chubut, Jujuy y Santa Cruz, representa un intento de fortalecer el peso federal y negociar de manera más autónoma frente a la Casa Rosada.

En el recinto, aliados históricos del oficialismo, como los diputados cordobeses y miembros del bloque Encuentro Federal, cambiaron de postura y permitieron el rechazo de medidas que buscaban achicar el Estado. Este giro fue interpretado como una señal de desgaste y de pérdida de control por parte del gobierno, que hasta hace poco contaba con el respaldo de estos sectores. La oposición, por su parte, logró articular convergencias entre peronistas, radicales y otros bloques, consolidando una mayoría capaz de frenar iniciativas clave del Ejecutivo.

Karina Milei, figura central en el armado político, ha flexibilizado posiciones para cerrar acuerdos en el interior, aunque persisten tensiones con el PRO y otros actores. La absorción del PRO por parte de La Libertad Avanza en la Ciudad y Buenos Aires ha generado malestar en sectores macristas, que ahora buscan redefinir su rol dentro de la nueva configuración política. Las marchas sociales y sindicales, como la de San Cayetano, reflejan el malestar y la movilización en la calle, mientras el ausentismo electoral, estimado en un 20%, se consolida como fenómeno desde 2023.

El debate político gira en torno a la transición de un "partido del orden macroeconómico" hacia uno capaz de canalizar demandas de consumo y bienestar. Analistas señalan que, si bien Milei ha logrado controlar la inflación y mantener el equilibrio fiscal, enfrenta dificultades para consolidar mayorías legislativas y territoriales. El interior del país, especialmente Córdoba, juega un rol clave en la disputa electoral y en la configuración de nuevos liderazgos, como el de Juan Schiaretti, quien mantiene una imagen positiva superior a la del presidente en esa provincia.

En este contexto, gobernadores y opositores buscan construir un espacio federal competitivo, aunque persisten dudas sobre su capacidad de consolidación nacional. Milei y su entorno enfrentan críticas por la falta de coordinación y por el método de "política de shock". La sociedad, por su parte, muestra desconfianza tanto hacia la "casta" política como hacia las impericias del gobierno actual, lo que podría traducirse en una mayor volatilidad electoral y en el surgimiento de nuevas alternativas políticas en el futuro.