El gobierno de Israel reconoció públicamente la existencia de una disputa de soberanía entre la Argentina y el Reino Unido por las Islas Malvinas, en el marco de la controversia generada por la explotación petrolera en la zona. El canciller israelí, Gideon Sa’ar, expresó a través de un mensaje en redes sociales que su país espera que la cuestión se resuelva mediante el diálogo y por medios pacíficos, en línea con las resoluciones de las Naciones Unidas.

La declaración de Sa’ar se produjo luego de que la empresa israelí Navitas Petroleum, a través de su filial británica, anunciara el inicio de actividades de exploración y producción de hidrocarburos en el Atlántico Sur, en un área cuya soberanía es reclamada por la Argentina y administrada de facto por el Reino Unido. El proyecto, conocido como Sea Lion, prevé inversiones superiores a 2.000 millones de dólares y una producción estimada de 55.000 barriles diarios, con inicio de operaciones previsto para 2028.

La reacción argentina no se hizo esperar. La Cancillería, encabezada por Pablo Quirno, rechazó enérgicamente la autorización otorgada por el gobierno local de las Islas Malvinas a las empresas Rockhopper Exploration y Navitas Petroleum, calificando la explotación como ilegal e ilegítima. El gobierno argentino advirtió que tomará medidas legales y administrativas contra las compañías involucradas, recordando que toda actividad unilateral en la zona en disputa contraviene las resoluciones de la ONU y el derecho internacional.

En su mensaje, el canciller israelí subrayó que la participación de Navitas Petroleum es una acción privada y que el Estado de Israel no está involucrado en el proyecto. Además, lamentó el malestar generado en la Argentina y destacó el carácter especial de la relación bilateral bajo el liderazgo del presidente Javier Milei.

Por su parte, el gobierno británico reafirmó el derecho a la autodeterminación de los habitantes de las islas, mientras que la Argentina reiteró que no reconoce competencia a ninguna autoridad distinta de la propia para habilitar actividades vinculadas a hidrocarburos en la región.

El episodio marca un giro relevante en la postura diplomática de Israel, tradicionalmente alineada con el Reino Unido, y refuerza la centralidad de la cuestión Malvinas en la política exterior argentina. La controversia evidencia cómo los proyectos energéticos en la zona continúan generando repercusiones internacionales y mantienen vigente el reclamo argentino en foros multilaterales.