El caso de León Aquino, el bebé de 18 meses fallecido tras sufrir un prolongado calvario de maltratos en Berazategui, ha generado conmoción en la sociedad argentina. La madre, Yesica del Carmen Aquino, y el padrastro, Roberto Fernández, enfrentan cargos por homicidio calificado y un pedido de prisión perpetua. El Tribunal Oral N° 1 de Quilmes anunciará el veredicto el próximo 4 de septiembre.

Según la fiscal María de los Ángeles Attarian Mena, León fue víctima de golpes, mordeduras y pinchazos, incluyendo una aguja oxidada de 2,5 centímetros alojada en su espalda, lo que le provocó una infección mortal. "León tuvo una aguja clavada en la espaldita no menos de un mes", declaró la fiscal, subrayando el sufrimiento constante del niño. La autopsia reveló lesiones prácticamente desde su nacimiento, y los testimonios de familiares y vecinos describieron torturas como pan con hormigas, golpes y exposición al frío.

Durante el juicio, los relatos de los hermanos y vecinos fueron desgarradores. Una hermana de la acusada relató que "le ponían pan con hormigas en la boca; le metían el chupete hasta la garganta". Otra hija suplicó a la policía que los sacara de la casa. La fiscalía sostiene que no se trató de hechos aislados, sino de un "enlace armónico" que demuestra el maltrato sistemático. Los seis hermanos de León también fueron víctimas de violencia y fueron apartados judicialmente de la pareja.

Las defensas de Aquino y Fernández solicitan la absolución, argumentando que no hubo intención de matar y que algunas lesiones podrían haber sido consecuencia de intervenciones médicas. "Hice lo que pude, es mi sangre, no fui una buena mamá", expresó Aquino ante el tribunal. Fernández insistió: "Soy inocente, yo no soy el monstruo que describieron, los traté bien".

El caso recuerda el crimen de Lucio Dupuy por la violencia y la corta edad de la víctima. Existían denuncias previas y controles médicos, pero no se detectaron lesiones graves antes del desenlace. La fiscalía y los familiares exigen justicia y condena ejemplar, mientras la sociedad sigue el caso con atención, reavivando el debate sobre la protección de la infancia y la responsabilidad del Estado en la prevención de estas tragedias.