El presidente Javier Milei encabezará este martes en Tucumán la tradicional vigilia y acto por el Día de la Independencia, en un contexto de marcada tensión política con los gobernadores provinciales. A diferencia del año pasado, cuando 18 de los 24 mandatarios provinciales participaron de la firma del Pacto de Mayo, en esta ocasión la mayoría ha decidido no asistir, evidenciando la fractura en la relación entre la Casa Rosada y las provincias.

Según confirmaron fuentes oficiales y periodísticas, solo un puñado de gobernadores estará presente en la ceremonia: Osvaldo Jaldo (Tucumán), Gustavo Sáenz (Salta), Raúl Jalil (Catamarca) y Hugo Passalacqua (Misiones). Las provincias de Córdoba y Entre Ríos enviarán a sus vicegobernadores, mientras que el resto de los mandatarios, tanto del peronismo como de la oposición aliada al gobierno, han optado por ausentarse o aún evalúan su participación. Entre los ausentes más destacados figuran Axel Kicillof (Buenos Aires), Jorge Macri (Ciudad de Buenos Aires), Maximiliano Pullaro (Santa Fe) y Alfredo Cornejo (Mendoza), entre otros.

La principal causa de este faltazo masivo radica en el conflicto por la distribución de fondos coparticipables y otros recursos, que las provincias reclaman al Gobierno nacional. En las últimas semanas, los gobernadores presentaron proyectos en el Congreso para modificar el reparto de los Aportes del Tesoro Nacional (ATN) y el impuesto a los combustibles líquidos, iniciativas que no cuentan con el aval del Ejecutivo. "Se trata de un acto patrio, no creo que sea el contexto ni el lugar adecuado como para hablar sobre esos temas. Más adelante se sentarán a dialogar", señalaron desde la Casa Rosada, descartando que el tema se trate durante la ceremonia.

El evento, que comenzará la noche del 8 de julio, incluirá actividades culturales y un discurso de Milei frente a la Casa Histórica de la Independencia. Sin embargo, la ausencia de la mayoría de los gobernadores debilita la imagen de unidad federal y proyecta una señal de división institucional. Analistas advierten que este escenario puede erosionar la confianza en las instituciones y complicar la gobernabilidad, en un momento en que la cohesión nacional es clave para enfrentar los desafíos económicos y sociales del país.

Desde el oficialismo, minimizan el impacto de las ausencias, argumentando que el acto de este año es protocolar y no comparable con el de 2024, cuando la firma del Pacto de Mayo le otorgó un carácter excepcional. No obstante, la fractura política entre Nación y provincias queda expuesta, y el futuro del diálogo federal permanece incierto.