Un grave episodio de violencia escolar se registró el miércoles en la Escuela Primaria N° 80 de City Bell, La Plata, cuando una pelea entre alumnos de quinto y sexto grado derivó en agresiones físicas a docentes y directivos. El incidente comenzó durante el recreo matutino, donde dos varones y una nena se enfrentaron a golpes, obligando a la intervención de maestros y personal auxiliar. “Era imposible apartarlos por el grado de violencia que tenían”, relató un docente a El Día. Al intentar separar a los estudiantes, varios educadores resultaron heridos.

La situación se agravó cuando las autoridades escolares convocaron a los padres de los alumnos implicados. Lejos de calmar el ambiente, algunos adultos y estudiantes arremetieron contra los maestros y la directora, quien recibió una patada en la pierna y debió ser asistida en una guardia médica. Tres maestras gestionaron licencias laborales por lesiones leves, aunque no se radicaron denuncias judiciales. La policía intervino y se dispuso la suspensión de clases el jueves, reforzando la seguridad con presencia policial en el establecimiento.

El hecho generó alarma en la comunidad educativa y reavivó el debate sobre la violencia en las escuelas. “Esto pasa más seguido de lo que se cree”, afirmó la madre de un alumno. La escuela ya había sido escenario de incidentes similares, como el ataque a una alumna de 10 años en septiembre de 2024, que terminó con la niña internada por múltiples traumatismos.

Especialistas consultados por los medios atribuyen el fenómeno a causas multicausales, incluyendo el deterioro del vínculo entre familias y la institución escolar, la falta de recursos y herramientas institucionales, y la ausencia de respuestas preventivas del Estado. “La sociedad está mucho más violenta y la escuela es parte de esa sociedad”, explicó la especialista Guillermina Tiramonti a La Nación. Docentes y gremios reclaman mayor presupuesto y equipos de orientación escolar para afrontar estas situaciones.

La comunidad educativa exige medidas concretas para frenar la escalada de violencia y proteger a alumnos y docentes, mientras se evalúan nuevas estrategias de prevención y contención. El episodio pone en evidencia la necesidad de fortalecer el pacto educativo y garantizar condiciones mínimas de seguridad en el ámbito escolar.