Decenas de argentinos se encuentran varados en Europa y sin posibilidad de reembolso tras haber adquirido pasajes aéreos a precios promocionales a través de una gestora identificada como Karyna, quien desapareció repentinamente. La operación, que funcionó durante meses bajo el radar y por recomendaciones personales, ofrecía boletos a destinos como Madrid, Roma y Frankfurt, con descuentos de hasta el 50% respecto al valor de mercado. Los pagos se realizaban en efectivo en un departamento de Recoleta, y los tickets se entregaban pocos días antes del viaje.

El esquema prometía acceso a pasajes de tipo "Sublo", supuestamente reservados para empleados de aerolíneas como Iberia y American Airlines. Los precios variaban entre USD 1.100 en clase turista y USD 2.500 en business, además de membresías anuales de USD 7.000 para vuelos ilimitados en primera clase. Si bien algunos clientes lograron viajar, muchos otros descubrieron, horas antes de embarcar, que sus reservas no existían. El colapso del sistema dejó a más de 200 personas afectadas, con pérdidas estimadas en USD 300.000.

La situación se agravó cuando Karyna dejó de responder mensajes y desapareció, presuntamente tras sufrir un pico de estrés y un intento de suicidio. Su asistente, Luz, también se considera víctima y evalúa sumarse a la denuncia penal. Los damnificados se organizaron en grupos de WhatsApp para compartir información y buscar asesoramiento legal, mientras la Justicia investiga el caso como una posible megaestafa. La causa está a cargo de la Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional N° 58, bajo estricta reserva.

Las aerolíneas involucradas niegan cualquier vínculo con la gestora y han iniciado investigaciones internas para esclarecer el uso indebido de sus beneficios corporativos. El impacto económico y emocional en las víctimas es significativo, con familias obligadas a endeudarse para comprar nuevos pasajes y proyectos personales truncados. El caso ha generado alerta en la comunidad viajera y pone en evidencia la vulnerabilidad ante ofertas demasiado buenas para ser ciertas. Se espera que la investigación judicial avance y se determinen responsabilidades, mientras los afectados reclaman justicia y la devolución de su dinero.