El Gobierno nacional oficializó la eliminación progresiva de los aranceles a la importación de celulares y la reducción de impuestos internos, con el objetivo de bajar los precios y fomentar la competencia en el mercado argentino. El Decreto 333/2025 dispuso que los aranceles, que eran del 16%, se reduzcan a 0% en dos etapas, la última a implementarse en enero de 2026. Además, los impuestos internos a celulares, televisores y aires acondicionados importados bajaron del 19% al 9,5%, mientras que los productos fabricados en Tierra del Fuego quedaron exentos de este tributo.

En los primeros meses tras el anuncio, los precios de los celulares descendieron entre un 15% y un 35%, según datos oficiales y del sector. Sin embargo, la expectativa de una baja sostenida se vio frustrada por factores externos. La demanda global de memorias informáticas, impulsada por el auge de la inteligencia artificial, generó una crisis de componentes que disparó los precios internacionales y provocó faltantes de stock. "El impacto real va a depender de cada fabricante, de cómo adquirió los chips y en qué momento", explicó Jean-Pierre Cecillon, director regional de Kingston Technology. Consultoras como IDC y TrendForce anticipan que en 2026 los precios de los smartphones podrían aumentar entre un 3% y un 8%, y que la oferta se contraerá, especialmente en modelos de gama baja.

A nivel local, la industria electrónica de Tierra del Fuego enfrenta un momento crítico. El acuerdo laboral que protegía a unos 1.000 trabajadores temporales vence a fin de año, y la apertura comercial pone en riesgo la continuidad de empleos. "No hay señales claras sobre el futuro de la fabricación, muchas decisiones dependen de acuerdos con marcas internacionales", advirtió Alejandra Man, secretaria de Industria provincial. El consumo doméstico permanece deprimido y las fábricas acumulan inventarios sin vender, mientras el contrabando de celulares se disparó: uno de cada tres teléfonos activados en el país entre enero y noviembre fue de contrabando, según Afarte.

El Gobierno sostiene que la baja de aranceles ayudará a mitigar el impacto de la crisis global y ampliar la oferta, pero gremios y empresarios advierten sobre la vulnerabilidad laboral y la necesidad de reconvertir la industria. El contexto internacional, marcado por la guerra comercial entre Estados Unidos y China y la relocalización de fábricas, añade incertidumbre al panorama. En este escenario, la sostenibilidad de la recuperación económica y la estabilidad del empleo en el sector tecnológico argentino quedan en duda para 2026.