El gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, dio inicio a la campaña electoral bonaerense tras un cierre de listas marcado por fuertes tensiones internas en el peronismo. El acto de lanzamiento se realizó en el municipio de Almirante Brown, donde Kicillof estuvo acompañado por la vicegobernadora Verónica Magario y el intendente Mariano Cascallares, ambos candidatos en la Tercera Sección Electoral. Sin embargo, la ausencia de referentes de La Cámpora, como Mayra Mendoza y Facundo Tignanelli, así como de figuras del massismo, evidenció la falta de unidad total dentro de Fuerza Patria.

Durante el acto, Kicillof entregó más de 1.400 escrituras en el marco del programa “Mi Escritura Mi Casa” y centró su discurso en la defensa del Estado y la confrontación con las políticas de ajuste del presidente Javier Milei. “En la provincia de Buenos Aires no entra la motosierra ni el topo. No nos van a destruir. No vamos a permitir que dejen afuera del sistema a millones de bonaerenses”, afirmó el mandatario, quien también criticó la paralización de la obra pública y los recortes en salud y educación impulsados por el gobierno nacional.

El cierre de listas fue especialmente conflictivo en la Tercera Sección, donde Kicillof logró imponer a Magario como cabeza de lista, desplazando la candidatura de Mendoza, impulsada por La Cámpora. Finalmente, el acuerdo permitió que Tignanelli y Mendoza ocuparan el segundo y tercer lugar, respectivamente, aunque su ausencia en el acto inaugural reflejó las diferencias persistentes entre los distintos sectores del peronismo bonaerense.

El eje de la campaña, según el entorno de Kicillof, será plebiscitar la gestión provincial y contraponerla al modelo de Milei, reforzando la presencia territorial y el contacto directo con los bonaerenses. La consigna “sumar fuerzas” fue adoptada como lema central, con el objetivo de movilizar al electorado de cara a las elecciones del 7 de septiembre.

Desde el oficialismo se minimizó la gravedad de la interna, destacando la unidad alcanzada frente a la fragmentación de la oposición. Sin embargo, sectores de La Cámpora y el massismo manifestaron su descontento con las candidaturas testimoniales y la falta de una mesa política de coordinación. La condena judicial a Cristina Kirchner también influyó en la estrategia electoral, funcionando como un catalizador para la unidad, según Kicillof.

La campaña bonaerense se desarrolla en un contexto de alta polarización y preocupación por la baja concurrencia a las urnas, lo que representa un desafío adicional para el peronismo en su intento de retener la provincia y frenar el avance de las políticas nacionales impulsadas por Milei.