El presidente Javier Milei anunció una baja permanente de las retenciones a las exportaciones agropecuarias, incluyendo granos y carne, durante la inauguración de la Exposición Rural en Buenos Aires. La medida, largamente reclamada por las patronales del sector, fue presentada por el gobierno como un paso hacia la eliminación de lo que consideran un "impuesto aberrante" y una herramienta para estimular la producción, acelerar la liquidación de divisas y atraer inversiones.

Sin embargo, el anuncio generó una fuerte controversia política y económica. Desde la oposición, especialmente el peronismo y el interbloque de Unión por la Patria, se denunció que la rebaja de retenciones representa una transferencia de recursos a los sectores de mayores ingresos, mientras se vetan leyes que beneficiarían a los sectores más vulnerables, como jubilados y trabajadores estatales. "Hay plata para los poderosos, pero no hay plata para jubilados, ni docentes, ni médicos", afirmaron en un comunicado.

Analistas del sector agropecuario y economistas coinciden en que el impacto económico de la medida es limitado. Según estimaciones privadas, el beneficio directo para los exportadores de carne sería de unos 15,75 millones de dólares en lo que resta del año, una cifra considerada marginal en relación al volumen total de exportaciones. "El impacto económico es prácticamente nulo en la realidad del negocio", sostuvo el analista Víctor Tonelli, quien interpretó la medida más como una señal política que como una mejora concreta para el sector.

El oficialismo, por su parte, defiende la rebaja como una forma de mejorar la competitividad y atraer inversiones en un contexto de estancamiento económico y presión cambiaria. No obstante, especialistas advierten que la competitividad del sector depende más del tipo de cambio y de los precios internacionales que de la reducción de retenciones.

El debate se da en un contexto de alta tensión política, con el gobierno enfrentando críticas por el ajuste fiscal y la distribución de recursos. Mientras tanto, el sector agropecuario sigue siendo clave para el ingreso de divisas, aunque enfrenta altos costos de producción y una caída del consumo interno. La medida, aunque celebrada como un gesto político, deja insatisfechos a muchos actores que esperaban una eliminación total de las retenciones y una mejora más sustancial en la rentabilidad del sector.