La ciudad de Posadas, en Misiones, fue escenario de un hecho que generó conmoción y repudio en la comunidad local. El viernes al mediodía, una camioneta Ford F-150 Raptor atropelló y mató a Canela, una perra mestiza que era cuidada y querida por los vecinos del barrio Yvyra Pytã, conocido también como Los Kiris. El episodio, registrado por cámaras de seguridad, se viralizó rápidamente en redes sociales y derivó en la intervención de la policía y la justicia.

Según relataron testigos, Canela se encontraba recostada al sol en el centro de la calle Bustamante cuando el vehículo la embistió sin que el conductor intentara frenar. "Es imposible no verlo. Todo está roto por las obras, no se puede ir a más de 20 kilómetros por hora", expresó una vecina, quien aportó el video del hecho. El dolor por la muerte de Canela se transformó en indignación, ya que el animal era considerado un símbolo barrial y había sido cuidado por la comunidad durante años.

Tras la difusión de las imágenes, personal de la División Cibercrimen y de Policía Científica analizó el material y recolectó pruebas en el lugar, donde hallaron rastros de sangre. Con estos elementos, la policía logró identificar al propietario de la camioneta, Santiago Pissani, de 57 años, quien se presentó voluntariamente en la comisaría y quedó demorado. "Normalmente nunca salgo a aclarar nada porque la gente tiene derecho a pensar e interpretar como quiera la situación, pero en este caso no fue intencional. Yo estaba estacionado esperando a una persona y, cuando sube, salí a no más de 5 km de velocidad. Sinceramente no vi al perrito, es del mismo color que la tierra. Cuando me enteré de lo sucedido volví a hablar con la familia y a disculparme", escribió Pissani en redes sociales.

Por orden del juez de Instrucción 6, Ricardo Walter Balor, y del fiscal René Germán Casals, la camioneta fue secuestrada y el conductor notificado de la causa, que avanza bajo la figura de maltrato animal. Las próximas medidas judiciales determinarán la responsabilidad y las eventuales sanciones. El caso ha reavivado el debate sobre el maltrato animal y la responsabilidad de los conductores en la vía pública, en un contexto de creciente sensibilidad social en Argentina.