Alison Calfunao, una joven de 30 años oriunda de Neuquén, ingresó el pasado 9 de junio a la Clínica San Lucas para someterse a una cirugía de ligadura de trompas, un procedimiento considerado de rutina. Sin embargo, la intervención se complicó de manera inesperada: Alison sufrió dos paros cardíacos durante la operación, lo que desencadenó una serie de eventos críticos que pusieron en riesgo su vida.

Tras los paros cardíacos, Alison fue trasladada a distintas clínicas de mayor complejidad, donde permaneció conectada a un sistema de soporte vital ECMO. Su estado se agravó aún más cuando desarrolló una trombosis e infección en una pierna, lo que obligó a los médicos a amputarla para evitar que la infección se propagara a otros órganos. Ante la gravedad del cuadro, se activó una alerta nacional para conseguir un trasplante de corazón, que finalmente se realizó el 17 de junio en el Hospital Italiano de Buenos Aires.

La familia de Alison, en especial su madre Carina, denunció la falta de explicaciones por parte de la clínica donde se realizó la intervención inicial. “Entró por una ligadura de trompas, pero salió con dos paros y nadie me dijo por qué. No sé qué le hicieron. Me la devolvieron en pedacitos y no recibí ninguna explicación”, expresó Carina en declaraciones a la prensa. La familia exige justicia y transparencia, y reclama que se esclarezcan las responsabilidades de los profesionales y centros de salud involucrados.

La Fiscalía de Delitos contra las Personas de Neuquén tomó intervención en el caso y solicitó las historias clínicas a las instituciones médicas que atendieron a Alison. El fiscal Andrés Azar está a cargo de la investigación, que busca determinar si hubo negligencia o mala praxis en el procedimiento.

Mientras tanto, la comunidad de Neuquén se movilizó para apoyar a la familia Calfunao, recaudando fondos para el traslado y la recuperación de Alison. Actualmente, la joven continúa internada en Buenos Aires, enfrentando un largo proceso de rehabilitación física y psicológica. El caso ha generado un fuerte impacto en la sociedad y reavivó el debate sobre la responsabilidad médica y la necesidad de mayor transparencia en el sistema de salud argentino.