Un grave accidente sacudió la madrugada del viernes en el barrio porteño de Palermo, cuando un ascensor con nueve jóvenes en su interior se desplomó desde el séptimo piso de un edificio ubicado en la calle Arévalo al 2700. El incidente, que ocurrió alrededor de la 1:35, generó un fuerte estruendo que alarmó a los vecinos y movilizó a los servicios de emergencia.

Según informaron fuentes oficiales, los jóvenes, de entre 18 y 22 años, habían participado de un festejo en el edificio y abordaron el ascensor, que tenía capacidad para cuatro personas. Por causas que aún se investigan, la cabina cayó abruptamente hasta la planta baja, quedando severamente dañada y con los ocupantes atrapados entre hierros retorcidos y vidrios astillados.

El operativo de rescate fue coordinado por Bomberos de la Ciudad, personal del SAME y efectivos de la Comisaría Vecinal 14 B. Once ambulancias y una unidad de triage se desplegaron en el lugar para asistir a los heridos, quienes sufrieron politraumatismos de diversa gravedad. Cinco de los jóvenes fueron trasladados al hospital Fernández, dos al Pirovano y dos al Rivadavia. Entre los casos más graves, una joven sufrió fractura de fémur y otra de peroné, mientras que el resto recibió el alta médica tras ser atendidos por golpes y lesiones menores.

Vecinos del edificio señalaron que el ascensor presentaba fallas y ruidos extraños desde hacía semanas, y que la situación había sido discutida en reuniones del consorcio sin que se tomaran medidas concretas. Estas denuncias abren un nuevo frente en la investigación judicial, que busca determinar si hubo incumplimiento de los controles obligatorios o deficiencias en el mantenimiento.

La Unidad de Flagrancia Norte, a cargo del fiscal Federico Brondini, quedó a cargo de la causa y dispuso una consigna policial en el edificio para avanzar con las pericias técnicas. El ascensor, según la empresa constructora, había sido inspeccionado recientemente y cumplía con las regulaciones, aunque no contaba con un inhibidor de peso que impidiera su funcionamiento en caso de sobrecarga.

El hecho generó preocupación entre los residentes, quienes ahora esperan los resultados de las pericias para esclarecer las causas del accidente y determinar eventuales responsabilidades. Mientras tanto, el edificio permanece bajo custodia policial y el ascensor fuera de servicio, a la espera de definiciones sobre su seguridad y funcionamiento futuro.