Mar del Plata atraviesa una crisis inédita tras un corte masivo de gas que dejó a miles de hogares, comercios y servicios esenciales sin suministro en plena ola polar. El evento, que comenzó el miércoles por la tarde, coincidió con temperaturas bajo cero y generó una fuerte demanda de energía, lo que agravó la situación para los habitantes de la ciudad.

La empresa distribuidora Camuzzi explicó que la interrupción se debió a la falta de presión y volumen de gas en el gasoducto que abastece a la ciudad, atribuyendo la responsabilidad a generadoras y transportistas. "El gasoducto no recibió el volumen y la presión requeridos para operar adecuadamente", señaló el vocero Rodrigo Espinosa, quien agregó que los reguladores cortaron el suministro por motivos de seguridad. El proceso de reconexión, advirtió, es lento y debe realizarse casa por casa para evitar riesgos.

Ante la emergencia, el municipio conformó un comité de crisis que suspendió las clases en todos los niveles y turnos, así como actividades culturales y deportivas, priorizando el abastecimiento a hospitales, geriátricos y centros de salud. Comerciantes y vecinos recurrieron a alternativas como garrafas, leña y estufas eléctricas para enfrentar el frío extremo, mientras se registró un pico en la demanda de electricidad y gas envasado.

El corte de gas desató una fuerte polémica política. Dirigentes del peronismo y sindicalistas responsabilizaron al gobierno nacional por la paralización de obras públicas, en particular la Planta Compresora de Las Armas, que según sostienen, podría haber evitado la crisis. "No hay manera de no vincular la falta de gas con la falta de obra pública", afirmó el ministro bonaerense Gabriel Katopodis. Desde la oposición local y nacional, se sumaron críticas por el aumento de tarifas y la desregulación del precio de las garrafas.

La empresa Camuzzi, por su parte, insistió en que la interrupción fue una medida automática de seguridad y pidió a los usuarios no intentar reconectar el servicio por su cuenta. Al cierre de la jornada, más de 1000 domicilios habían recuperado el suministro, aunque se anticipó que la normalización total podría demorar varios días.

Este episodio expone la vulnerabilidad de la infraestructura energética en la región y reaviva el debate sobre la necesidad de inversión en obras públicas para garantizar el suministro ante condiciones climáticas extremas. Las autoridades y la comunidad permanecen en alerta, mientras se espera la restauración completa del servicio y se discuten las responsabilidades políticas y empresariales.