El dólar volvió a ser protagonista en la economía argentina durante la última semana, con una marcada volatilidad que generó preocupación e intensificó el debate sobre la política cambiaria. El ministro de Economía, Luis Caputo, defendió el esquema de flotación del tipo de cambio y relativizó los movimientos recientes, asegurando que "el dólar no subió tanto" y que el modelo actual está diseñado para evitar cimbronazos, aunque reconoció que la volatilidad es inherente a este sistema.

En medio de rumores y operaciones mediáticas, Caputo desmintió un video viral que auguraba una crisis económica y atribuyó su circulación a intentos de generar inestabilidad. "Supongo que esto será IA o armado de alguna manera. Nada que sorprenda a esta altura…", expresó el ministro, quien también aclaró que el diálogo con el conductor Alejandro Fantino fue tergiversado en el material difundido.

El mercado cambiario mostró una suba sostenida del dólar, que se ubicó por encima del centro de la banda de flotación, cerrando a $1.275. El Tesoro intervino con compras en bloque, adquiriendo US$200 millones en dos oportunidades recientes, y logró un rollover de deuda de casi tres veces el vencimiento, aunque debió convalidar tasas más altas en pesos. Analistas señalan que este ajuste responde a una demanda estacional de dólares, liquidación agropecuaria, desarme de instrumentos financieros y factores internacionales como la tensión global y demoras en el acuerdo con el FMI.

El Gobierno destaca la acumulación de reservas por US$5.000 millones desde el último acuerdo con el Fondo Monetario Internacional y sostiene que la economía está ordenada, lo que permite tolerar cierta volatilidad sin riesgos mayores. Sin embargo, la presión fiscal derivada de leyes provinciales en discusión podría impactar en 2,5% del PBI, según estimaciones oficiales.

El Presupuesto 2026 proyecta un dólar mayorista de $1.229 a fin de año, aunque el mercado mantiene expectativas de mayor volatilidad y una inflación que evoluciona a ritmo similar. En este contexto, las fintech y el mercado inmobiliario ofrecen alternativas para dolarizarse y proteger el capital, mientras empresas promueven inversiones en dólares como refugio ante la incertidumbre.

Economistas prevén una fase de tensión hasta octubre, con el tipo de cambio oficial en convergencia con el dólar blue y una política cambiaria supeditada al calendario electoral. El Gobierno, por su parte, insiste en que la desinflación sigue siendo la máxima prioridad, aunque reconoce que el dólar ya no funciona como ancla firme. La relación entre gobernadores y la Casa Rosada suma un componente político al escenario económico, con tensiones que, según Caputo, no afectan la estabilidad general del país.