Un brutal episodio de violencia familiar sacudió a la ciudad de Tres Arroyos, donde Fernando Dellarciprete, de 40 años, asesinó a su esposa Rocío Villarreal, de 35, y a sus dos hijos pequeños, Tiziano y Francesco, antes de quitarse la vida arrojándose bajo un camión en la ruta 228. Las autopsias realizadas a las víctimas revelaron detalles estremecedores sobre la mecánica de los crímenes y el estado mental del autor.

Según los informes forenses, los niños murieron por asfixia por sumersión, sin presentar signos de defensa, mientras que Villarreal fue estrangulada con un cable en su domicilio, aunque también presentaba una herida punzocortante en el cuello. Tras cometer el primer crimen, Dellarciprete retiró a sus hijos del colegio y los llevó en su camioneta hasta un zanjón, donde los ahogó. Posteriormente, intentó suicidarse chocando el vehículo, pero al no lograrlo, se arrojó intencionalmente bajo un camión, falleciendo por hundimiento de cráneo y politraumatismos.

La investigación, a cargo de la fiscal Natalia Ramos, determinó que Dellarciprete padecía un trastorno paranoide y había abandonado su medicación psiquiátrica. "No había una situación de violencia familiar cotidiana, era una pareja normal, sin denuncias previas", señaló la fiscal, quien también destacó que el hombre estaba bajo tratamiento desde hacía un año y que no existían indicios de un desenlace tan trágico.

El caso fue caratulado como femicidio seguido de doble homicidio y suicidio. Las autoridades incautaron prendas y armas blancas para peritajes, y continúan recolectando pruebas y testimonios para cerrar el expediente. La tragedia generó conmoción en la comunidad y reabrió el debate sobre la salud mental y la prevención de la violencia intrafamiliar en Argentina.