La ciudad de Tandil vive horas de profunda conmoción tras el asesinato de Milagros Andrea Pilar Quenaipe, una joven de 18 años que fue apuñalada en el cuello a la salida de un boliche en la madrugada del domingo. El hecho ocurrió cerca de las 6:30 en la intersección de las calles Rodríguez y Uriburu, donde Milagros se encontraba con un grupo de amigos asistiendo a una joven descompuesta.

Según relataron testigos, el agresor, identificado como Wilson Sánchez, de entre 23 y 25 años y oriundo de Misiones, se acercó al grupo y realizó una pregunta sobre música antes de atacar. Sin mediar discusión, Sánchez apuñaló por la espalda a uno de los jóvenes y luego asestó una puñalada mortal en el cuello de Milagros. La joven falleció en el lugar debido a una hemorragia masiva aguda, según confirmó la autopsia, que detalló la lesión en la arteria carótida y la tráquea.

El atacante huyó de la escena, descartando el arma homicida, un cuchillo tipo serrucho con la punta limada, que fue recuperado por la policía tras un rastrillaje en las inmediaciones. Las cámaras de seguridad municipales fueron clave para reconstruir la secuencia del crimen y localizar al sospechoso, quien fue detenido horas después en su domicilio frente al Hospital de Niños de Tandil. Sánchez, que no posee antecedentes penales, permanece a disposición de la UFI N° 12 Descentralizada del Departamento Judicial Azul, bajo la investigación del fiscal Damián Borean.

La principal incógnita del caso es el móvil del crimen, ya que tanto los testigos como la investigación descartan cualquier vínculo previo o conflicto entre la víctima y el agresor. "No existía relación entre la víctima y el responsable del crimen", afirmaron los testigos, quienes también señalaron que no escucharon amenazas ni intercambios previos.

La comunidad de Tandil se encuentra consternada y ya se organizan movilizaciones para exigir justicia y la condena máxima para el responsable. La investigación avanza y no se descarta un cambio en la carátula del delito hacia femicidio, mientras se esperan peritajes psiquiátricos para el acusado. El caso ha reavivado el debate sobre la violencia de género y la seguridad en la nocturnidad, en medio de la incertidumbre por la falta de explicación aparente para el brutal ataque.