La Legislatura de Tierra del Fuego aprobó esta semana una reforma a la Ley 1355, flexibilizando la histórica prohibición de la salmonicultura en la provincia. La medida, que fue sancionada por una ajustada mayoría de ocho votos contra siete, habilita la instalación de salmoneras en zonas específicas, aunque mantiene la prohibición en áreas sensibles como el Canal Beagle, la Laguna Esmeralda y el Lago Fagnano.

El gobernador Gustavo Melella celebró la aprobación de la nueva Ley de Acuicultura Sostenible, destacando que "será fundamental para ampliar nuestra matriz productiva" y que coloca a la acuicultura como una actividad estratégica para la generación de empleo e inversión privada. La norma exige que todo proyecto cuente con una evaluación ambiental estratégica y promueve el uso de tecnologías sustentables, como los sistemas de recirculación de agua.

La votación reflejó una inusual alianza entre el oficialismo provincial y el bloque de La Libertad Avanza, mientras que la oposición, integrada por el Movimiento Popular Fueguino, el Partido Verde y algunos sectores del PJ, denunció riesgos ambientales y posibles irregularidades en el proceso legislativo. El legislador Pablo Villegas calificó la ley de "inconstitucional" y anticipó que podría ser judicializada.

Durante la sesión, organizaciones ambientalistas y cámaras de turismo protestaron frente a la Legislatura, advirtiendo sobre los posibles daños irreversibles a los ecosistemas y la afectación de actividades tradicionales como la pesca artesanal y el turismo. "Los impactos de las salmoneras en jaulas abiertas son reales, tangibles e irreversibles", afirmó Ángeles de la Peña, de la Fundación Por El Mar.

La reforma también establece la creación de un centro de desarrollo pesquero y acuícola, y obliga a definir reglas claras y zonas aptas para la actividad, con estudios de impacto ambiental previos. Empresarios del sector ven en la medida una oportunidad para atraer inversiones y reducir la dependencia de salmón importado, mientras que los críticos sostienen que el modelo chileno demuestra los riesgos de contaminación y pérdida de biodiversidad.

El debate sobre la salmonicultura en Tierra del Fuego se da en un contexto de crisis económica y búsqueda de alternativas productivas, pero también de fuerte conciencia ambiental. Se anticipa que la controversia continuará en los tribunales y en la sociedad fueguina, marcando un punto de inflexión en la política ambiental y productiva de la provincia.