El gobierno argentino anunció que prepara cambios en la gestión y el enfoque del Museo Sitio de Memoria ESMA, ubicado en Buenos Aires. Esta decisión ha generado preocupación entre organismos de derechos humanos y sectores culturales, quienes advierten sobre una posible "ofensiva negacionista" respecto al pasado reciente del país.

El Museo ESMA, declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO en 2023, funciona en el predio donde operó uno de los principales centros clandestinos de detención durante la última dictadura militar (1976-1983). Es considerado un símbolo internacional en la preservación de la memoria y la promoción de los derechos humanos.

Hasta el momento, las autoridades nacionales no han dado detalles públicos sobre el alcance de las modificaciones propuestas. Sin embargo, referentes de derechos humanos expresaron su preocupación por el posible retroceso en las políticas de memoria y verdad, señalando que "cualquier intento de relativizar el pasado representa un riesgo para la democracia".

El anuncio generó repercusiones inmediatas en el ámbito cultural y político. Mientras el gobierno sostiene que busca "modernizar" la gestión del museo, organismos y referentes culturales insisten en la importancia de mantener el enfoque actual, que prioriza la memoria y la verdad sobre los crímenes de Estado.

El debate se centra en el rol del Estado en la preservación de la memoria histórica y en el riesgo de que los cambios propuestos puedan relativizar el pasado. La comunidad internacional, a través de la UNESCO, ha destacado el valor del sitio como referencia en derechos humanos. El futuro del Museo ESMA y su misión educativa y de memoria permanece en discusión, en un contexto de tensión entre diferentes perspectivas sobre la historia reciente argentina.