La Ciudad de Buenos Aires enfrenta un debate creciente sobre su futuro demográfico, impulsado por la pronunciada caída de la natalidad. Clara Muzzio, vicejefa de Gobierno porteño, encendió la polémica al proponer en redes sociales que la ciudad debería considerar un "rejuvenecimiento poblacional" a través de la inmigración, ante la proyección de que para 2028 el 40% de las vacantes de primer grado estarán desocupadas o serán ocupadas por niños que no nacieron en la ciudad.

Según datos del Observatorio del Desarrollo Humano y la Vulnerabilidad de la Universidad Austral, la tasa de natalidad en Argentina cayó un 40% desde 2014, una de las disminuciones más abruptas de la región. En la actualidad, el promedio de hijos por mujer en la Ciudad de Buenos Aires es de apenas 0,9, muy por debajo del nivel de reemplazo generacional. Esta tendencia, según especialistas, responde a factores económicos, la postergación de la maternidad y la migración de jóvenes al exterior.

Muzzio advirtió que, de no revertirse la tendencia, la capital podría enfrentar un envejecimiento poblacional y una pérdida de vitalidad. "Muy pronto, la Ciudad tendrá que elegir: aceptar la despoblación y el envejecimiento, o rejuvenecer recibiendo inmigrantes jóvenes que ocupen espacios vacantes", expresó. Sin embargo, también alertó sobre los desafíos que implicaría una incorporación masiva de extranjeros, como posibles tensiones culturales y presión sobre los servicios públicos.

El debate se amplió con la intervención del presidente Javier Milei, quien vinculó la caída de la natalidad con la legalización del aborto y las "políticas verdes". No obstante, datos oficiales muestran que la tendencia descendente comenzó años antes de la aprobación de la ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, y especialistas señalan que se trata de un fenómeno global y multicausal.

El impacto de la baja natalidad también se refleja en la estructura familiar: en el 57% de los hogares argentinos ya no hay niños ni adolescentes, y la edad promedio para el primer hijo se sitúa entre los 30 y 34 años. Expertos subrayan que la creciente participación de las mujeres en el ámbito laboral y educativo ha modificado los patrones de maternidad, y advierten sobre la necesidad de políticas que permitan conciliar la vida familiar y profesional.

El futuro demográfico de Buenos Aires y del país sigue abierto, con desafíos que involucran tanto la integración de inmigrantes como la adaptación a una sociedad con menos nacimientos y una población más envejecida.