El gobierno de Javier Milei enfrenta una etapa de alta tensión política y económica en la antesala de las elecciones legislativas de octubre. Tras un inicio marcado por el respaldo social y la desaceleración de la inflación, la gestión libertaria se ve ahora atravesada por derrotas parlamentarias, alianzas frágiles y desafíos económicos que ponen a prueba su capacidad de liderazgo.

En el Congreso, la oposición logró aprobar una serie de proyectos sensibles, como aumentos jubilatorios, fondos para discapacidad y financiamiento universitario, obligando al presidente a recurrir a vetos para preservar el equilibrio fiscal. Estas derrotas parlamentarias evidencian la debilidad del oficialismo, que carece de mayorías propias y enfrenta una oposición cada vez más cohesionada. La creación del espacio "Provincias Unidas" por parte de cinco gobernadores refuerza esta tendencia, al buscar una tercera vía que equilibre el poder entre libertarios y kirchneristas.

La alianza con el PRO, especialmente en Buenos Aires, ha sido clave para el armado electoral del oficialismo, pero también ha generado divisiones internas y descontento en sectores macristas. El cierre de listas y la selección de candidatos confiables para Karina Milei han profundizado las fisuras dentro del espacio cambiemita, mientras algunos referentes del PRO expresan su desacuerdo con la estrategia dominante de los libertarios.

En el plano económico, la inflación muestra signos de desaceleración, con cifras que el gobierno espera mantener bajas de cara a los comicios. Sin embargo, la actividad económica permanece estancada y el dólar oficial registró un salto del 14% en julio, generando incertidumbre sobre su impacto en los precios y en la percepción social. Encuestas recientes reflejan una caída en la aprobación de la gestión, aunque persiste la expectativa de recuperación económica entre amplios sectores de la sociedad.

El escándalo judicial del caso $Libra y denuncias de espionaje a opositores suman presión al gobierno, amplificándose en el Congreso y en la campaña electoral. Cristina Kirchner, desde la oposición, calificó el plan económico de Milei como "inviable" y pronosticó una crisis de grandes proporciones, mientras el presidente y su ministro de Economía, Luis Caputo, atribuyen la suba del dólar al "riesgo Kuka" y advierten sobre el impacto político de un eventual triunfo kirchnerista en Buenos Aires.

En este contexto, Milei y su equipo apuestan a consolidar alianzas tácticas y a mantener el rumbo fiscal, conscientes de que cualquier rebrote inflacionario podría hacer tambalear su proyecto electoral. La polarización política se intensifica, y el resultado de las elecciones bonaerenses será clave para definir el escenario nacional de octubre. Mientras tanto, la sociedad observa con expectativa y escepticismo el desarrollo de los acontecimientos, en un país al filo del vértigo político y económico.