El restaurante español de Buenos Aires con horas de cola para conseguir su famoso pan dulce, el mejor...
• Pan dulce artesanal: furor en Buenos Aires 🇦🇷 • Largas filas y precios desde $20.000 a $56.000 • Plaza Mayor, Betular y Güerrín entre los más buscados • Tradición, calidad y variedad marcan la temporada 🎄



En Buenos Aires, la llegada de las fiestas navideñas desata el furor por el pan dulce artesanal, un clásico que reúne tradición, innovación y largas filas en las principales pastelerías y restaurantes de la ciudad. El restaurante Plaza Mayor, ubicado en el barrio de Monserrat, se consolida como uno de los referentes indiscutidos, con una receta que cumple 40 años y que, según sus fieles seguidores, representa el mejor pan dulce de Argentina. “El secreto está en mantener la receta original de la abuela Marcone, sin escatimar en calidad de ingredientes”, afirma Federico Yahbes, actual propietario.
La demanda crece cada diciembre, con clientes dispuestos a esperar varias horas para adquirir el producto, cuyo precio alcanza los $36.000 el kilo. La tradición se replica en otros establecimientos emblemáticos como Güerrín, que desde 1952 mantiene su receta artesanal y produce 600 unidades diarias, y Maru Botana, que ofrece variantes con frutos secos y chocolate a $46.000 el kilo. La pastelería de Damián Betular, por su parte, lanza cada año una edición especial que se agota rápidamente, con una propuesta de cacao, avellanas y naranjas confitadas a $56.000 los 750 gramos.
La diversidad de estilos y técnicas se refleja en opciones como Levando, que apuesta por ingredientes orgánicos y fermentación lenta, y Alo’s Boutique, con versiones de autor y cobertura brillante. Gontran Cherrier suma la influencia francesa con su panettone de masa madre y naranja, disponible en varias sucursales porteñas.
La competencia entre locales impulsa la calidad y la innovación, mientras las redes sociales y los medios amplifican la popularidad de los productos, generando debates sobre cuál es el mejor pan dulce de la ciudad. Para muchos porteños, la compra y el consumo de pan dulce en familia se ha convertido en un ritual festivo tan importante como el brindis navideño, reflejando la riqueza cultural y gastronómica de Buenos Aires. El fenómeno, lejos de perder vigencia, se renueva cada año, consolidando al pan dulce como símbolo de celebración y encuentro.
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