La misión técnica del Fondo Monetario Internacional (FMI) concluyó este viernes su visita a Buenos Aires, en el marco de la primera revisión del nuevo acuerdo financiero firmado en abril por USD 20.000 millones. Aunque no se difundieron resultados oficiales, voceros del organismo calificaron las conversaciones con las autoridades argentinas como "constructivas" y anticiparon que continuarán trabajando en los próximos días para definir los próximos pasos.

El principal foco de la revisión fue el cumplimiento de la meta de acumulación de reservas por parte del Banco Central, un objetivo que el Gobierno no logró alcanzar. Según datos oficiales, al 13 de junio existía una brecha de aproximadamente USD 4.000 millones entre lo estipulado en el programa y las reservas efectivamente acumuladas. Ante este escenario, se espera que el FMI otorgue un "waiver" o perdón por el incumplimiento, permitiendo que el programa continúe sin sanciones inmediatas.

El déficit de cuenta corriente durante el primer trimestre de 2025 ascendió a USD 5.191 millones, el mayor saldo negativo desde 2018. Este resultado fue impulsado principalmente por un aumento del 20% en las importaciones y una salida récord de divisas por turismo, que alcanzó los USD 3.464 millones. En contraste, las exportaciones crecieron solo un 7%, afectadas por precios internacionales más bajos y una moderación en el comercio global.

El Gobierno defendió su política cambiaria, asegurando que el régimen de flotación se mantiene y que la intervención en el mercado oficial es mínima. Sin embargo, el Banco Central incrementó su posición en contratos de dólar futuro en USD 1.500 millones durante mayo, una medida que fue interpretada por analistas como un intento de contener la cotización del peso.

Funcionarios como el vicepresidente del Banco Central, Vladimir Werning, y el viceministro de Economía, José Luis Daza, argumentaron que el déficit de cuenta corriente es "esperable" en una economía que crece al 6% y que la acumulación de reservas no es una preocupación inmediata. El ministro de Economía, Luis Caputo, evitó definiciones públicas y relativizó la preocupación por la salida de divisas, mientras que el FMI optó por mantener la cautela en sus declaraciones.

La situación se da en un contexto de presión sobre las reservas internacionales, que a fines de junio cayeron a menos de USD 2.300 millones, y de mayores vencimientos de deuda previstos para los próximos meses. Analistas advierten sobre la vulnerabilidad externa y la sostenibilidad del modelo económico, mientras que sectores críticos señalan el impacto social de las políticas de ajuste y la creciente desigualdad. El desenlace de la revisión del FMI será clave para el futuro inmediato de la economía argentina.