La industria argentina se encuentra en estado de alerta ante el avance de China en los mercados globales, una situación que ha generado preocupación entre empresarios y funcionarios por el impacto en la competitividad, el déficit comercial y la presión sobre las pequeñas y medianas empresas. El tema fue eje central del Seminario Propymes, organizado por el Grupo Techint, que reunió a más de 800 empresarios y contó con la participación de la senadora Patricia Bullrich.

Durante el encuentro, Paolo Rocca, CEO de Techint, advirtió sobre la "actitud predatoria" de China y reclamó una "apertura inteligente" de la economía argentina que permita a la industria adaptarse, invertir e incorporar tecnología. Rocca destacó que la industria local enfrenta tres grandes desafíos: un consumo interno deprimido, el impacto de los altos aranceles impuestos por Estados Unidos y Europa al acero argentino, y la creciente presión de las importaciones chinas, que ya representan el 23% de las compras totales del país.

Martín Berardi, presidente de Ternium Argentina, aportó datos contundentes: el déficit comercial argentino con China supera los USD 7.000 millones, mientras que el déficit en manufacturas industriales alcanza los USD 16.000 millones. Además, el consumo aparente de acero cayó un 32% en 2024 y, aunque se espera un rebote del 12% en 2026, el sector aún se encuentra en fase de recuperación. Berardi subrayó que uno de cada cinco hogares en invierno se abastece de gas de Vaca Muerta, pero advirtió que la industria necesita condiciones estables e incentivos para invertir y crecer.

La senadora Bullrich, por su parte, defendió la reforma laboral impulsada por el Gobierno, calificándola de "equilibrada, pro-trabajador y pro-empresa". Prometió evitar una apertura comercial indiscriminada y aseguró que el objetivo es mejorar la competitividad mediante la reducción de impuestos, la modernización de la infraestructura y la promoción de la inversión. "No queremos una economía cerrada, pero tampoco una apertura que destruya nuestra industria", afirmó.

El contexto internacional, marcado por tensiones geopolíticas y medidas proteccionistas de Estados Unidos y Europa, obliga a la Argentina a redefinir su estrategia industrial. El reciente acuerdo comercial con Estados Unidos implica compromisos asimétricos para el país y refuerza la necesidad de fortalecer la cadena de valor local. Empresarios y funcionarios coinciden en la urgencia de innovar y adaptar la industria nacional, aunque persisten las preocupaciones por el impacto social y laboral de la reconversión.

El futuro de la industria argentina dependerá de la capacidad de implementar reformas estructurales, proteger el empleo y aprovechar las oportunidades que ofrece el nuevo escenario global, sin perder de vista la necesidad de una integración inteligente y sostenible.