El influencer Santiago Maratea fue denunciado judicialmente por el Colegio de Nutricionistas de la Provincia de Buenos Aires tras promocionar en sus redes sociales un té para adelgazar. La controversia surgió cuando Maratea, a través de Instagram, recomendó el consumo de un producto que, según él, ayuda a bajar de peso y mejora el uso de carbohidratos como energía. Sin embargo, el té contiene sen, una planta con efectos laxantes que, aunque de venta legal, es considerada tóxica y peligrosa por especialistas.

La presidenta del Colegio de Nutricionistas, Laura Salzman, explicó que la denuncia se fundamenta en el artículo 12 de la Ley de Trastornos de la Conducta Alimentaria, que prohíbe a personas sin título habilitante aconsejar productos dietarios. "No se puede sugerir el consumo de productos dietéticos o dietarios cuando no sos ni médico ni nutricionista", afirmó Salzman, quien también exigió que Maratea se retracte públicamente de sus dichos y expresiones vertidas en redes sociales.

El reconocido nutricionista Alberto Cormillot se sumó a las críticas, advirtiendo sobre los riesgos de que figuras con gran llegada al público promuevan productos potencialmente dañinos. "El sen es tóxico y puede provocar deshidratación y daños intestinales, sobre todo en niños y personas vulnerables", señaló Cormillot, quien remarcó que no todo lo natural es seguro para la salud.

La denuncia contra Maratea también incluye el cargo de intrusismo profesional, regulado por el artículo 247 del Código Penal, que prevé penas para quienes ejercen actos propios de una profesión sin autorización. El Colegio de Nutricionistas calificó la conducta del influencer como "agraviante, irresponsable e intrusiva" y alertó sobre la falta de regulaciones que impidan la promoción de estos productos en redes sociales.

En respuesta a las críticas, Maratea defendió su postura y cuestionó la autoridad de los nutricionistas, generando aún más polémica. "A todas las nutricionistas que me están bardeando, quiero decirles que me parecen unas traumadas", expresó en sus redes. El caso ha generado un amplio debate sobre la ética profesional, la responsabilidad de los influencers y la necesidad de mayor regulación en la promoción de productos dietarios en el entorno digital.

El episodio pone en evidencia los riesgos de la desinformación y la influencia de las redes sociales en temas de salud pública, así como la importancia de contar con información respaldada por profesionales habilitados.