La ratificación de la condena a seis años de prisión e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos contra Cristina Fernández de Kirchner ha provocado un sismo político en Argentina. El fallo de la Corte Suprema en la causa Vialidad no solo marca un hito judicial, sino que también reconfigura el tablero político, especialmente dentro del peronismo.

Desde el anuncio de la sentencia, la dirigencia peronista ha dado señales de reunificación, con figuras históricamente distanciadas como Máximo Kirchner, Sergio Massa y Juan Grabois sentándose en la misma mesa para consensuar acciones de respaldo a la ex presidenta. Sin embargo, la ausencia de Axel Kicillof, gobernador bonaerense y referente de un sector clave del peronismo, expone que la unidad es más simbólica que real. "Quieren mostrar un supuesto peronismo unido, pero sin Axel", reconoció un funcionario provincial, reflejando las tensiones internas que persisten.

El miércoles próximo será un día decisivo: se espera una movilización masiva para acompañar a Cristina Kirchner a Comodoro Py, donde será notificada de su prisión domiciliaria. El gobierno de Javier Milei, por su parte, prepara un operativo de seguridad y observa con atención el desarrollo de los acontecimientos, consciente de que la centralidad de CFK puede revitalizar a la oposición o, por el contrario, profundizar sus divisiones.

En el trasfondo, la condena a CFK se inscribe en una serie de causas por corrupción que han marcado la última década de la política argentina. El oficialismo busca capitalizar la proscripción de la principal figura opositora, mientras que el peronismo enfrenta el desafío de transformar la reacción de unidad en una estrategia electoral efectiva. El plazo para inscribir alianzas vence el 9 de julio, lo que añade presión a las negociaciones internas.

Analistas y consultores coinciden en que el futuro del peronismo dependerá de la capacidad de sus líderes para superar diferencias y acordar una lista conjunta. "La unidad real necesita de un acuerdo sólido entre el cristinismo y el kicillofismo", advierte un referente bonaerense. Por ahora, la política argentina permanece en suspenso, a la espera de la movilización del miércoles y de las definiciones que marcarán el rumbo de la oposición en un año electoral clave.