El último fin de semana de noviembre llega con un marcado cambio de tiempo en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) y gran parte del país. Según el Servicio Meteorológico Nacional (SMN), un frente frío avanza sobre el centro y norte de Argentina, generando lluvias y tormentas de variada intensidad que afectarán a más de 15 provincias.

En la Ciudad de Buenos Aires y alrededores, el SMN desactivó la alerta por tormentas para el sábado, aunque se esperan lluvias aisladas desde la mañana y una probabilidad de precipitaciones que oscila entre el 40% y el 70%. Las temperaturas descenderán notablemente respecto a días previos, con mínimas de 15 a 17 grados y máximas de 20 a 21 grados. El domingo se prevé como la jornada más inestable, con lluvias persistentes y tormentas que podrían intensificarse durante la tarde.

El fenómeno meteorológico incluye ráfagas de viento de hasta 50 km/h, actividad eléctrica frecuente y posibilidad de caída de granizo, especialmente en provincias del centro y norte del país como Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos, San Luis, La Rioja, Mendoza, Neuquén y Río Negro. En algunas regiones, la suma de precipitaciones podría superar los 100 milímetros en pocos días, lo que representa un riesgo para áreas urbanas y rurales.

El SMN recomienda a la población permanecer en espacios cerrados durante las tormentas, evitar el uso de artefactos eléctricos y no circular por calles inundadas. En caso de emergencia, se aconseja contactar a los organismos locales y contar con una mochila de emergencias preparada.

Este episodio de inestabilidad se produce tras una semana de altas temperaturas y humedad, condiciones típicas de la transición entre primavera y verano en Argentina. Se espera que el lunes el clima mejore y las temperaturas desciendan aún más, aunque el alivio será transitorio, ya que para mediados de la próxima semana se pronostica el regreso del calor.

Las autoridades insisten en la importancia de seguir las actualizaciones y alertas oficiales, ya que la situación puede modificarse rápidamente. El impacto de este evento se extiende a la infraestructura, la vida cotidiana y la actividad agrícola, por lo que se recomienda especial precaución en las zonas bajo alerta.