Durante un acto de campaña encabezado por el presidente Javier Milei en Tres de Febrero, provincia de Buenos Aires, se produjo un grave incidente de seguridad que generó preocupación entre los asistentes y la prensa. El hecho ocurrió el viernes 17 de octubre, cerca de las 19 horas, cuando una mujer identificada como Annabel Ilarraz, de 50 años y vecina de Morón, fue detenida tras amenazar y agredir a periodistas y militantes opositores en las inmediaciones del evento.

Según relataron testigos y fuentes policiales, la mujer se mezcló entre la multitud y, tras una discusión con manifestantes, roció gas pimienta a varios de ellos y a reporteros gráficos que cubrían la actividad. Posteriormente, persiguió a fotoperiodistas, uno de los cuales logró refugiarse en un supermercado cercano. Allí, la agresora extrajo un cuchillo de supervivencia de 20 centímetros e intentó apuñalar a un fotógrafo, quien resultó ileso gracias a la intervención de personal de seguridad y agentes policiales.

La policía bonaerense logró reducir y arrestar a la mujer en el interior del supermercado, incautándole el arma blanca y trasladándola a la comisaría Séptima de Ciudad Jardín. La hermana de la detenida se presentó en la dependencia policial y aseguró que Annabel Ilarraz no tiene problemas psiquiátricos y que es bioquímica de profesión. El incidente fue registrado en videos que circularon en redes sociales, mostrando la tensión vivida y la resistencia de la agresora al ser detenida.

El episodio puso en alerta la seguridad en actos políticos, especialmente por la proximidad de la agresora al presidente Milei, quien se encontraba dando un discurso desde la parte trasera de una camioneta, acompañado por candidatos de La Libertad Avanza y funcionarios. Milei aprovechó la ocasión para pronunciar un mensaje a la militancia, destacando la importancia de "no aflojar" y defendiendo las ideas de la libertad frente a la oposición.

Fuentes cercanas al entorno presidencial expresaron preocupación por la vulnerabilidad de los trabajadores de prensa y la exposición del mandatario en eventos de alta concurrencia. El hecho se suma a otros episodios de violencia contra periodistas en manifestaciones políticas recientes, reavivando el debate sobre la necesidad de reforzar la seguridad en este tipo de actividades.

La detenida habría recuperado la libertad, aunque permanece imputada en la causa. El incidente genera interrogantes sobre la estrategia de campaña y la protección de los participantes en actos públicos, en un contexto de creciente polarización política y social.