Un fuerte temporal que azotó la provincia de Buenos Aires durante el fin de semana ha dejado graves consecuencias en la autopista Rosario-Buenos Aires, una de las principales arterias viales del país. Las intensas lluvias provocaron anegamientos que mantienen intransitables varios tramos de la autopista, especialmente entre Zárate y Baradero. Las autoridades han implementado desvíos obligatorios hacia rutas alternativas como la RP 41 y la RN 8, mientras solicitan a los conductores extremar las precauciones.

El impacto del temporal no se limitó al tránsito vehicular. Un grupo de 37 niños y sus docentes, que regresaban de un viaje escolar, quedaron varados por más de 20 horas en un autobús atrapado entre las rutas 193 y 41. Fueron rescatados en helicóptero por la Policía y trasladados a un lugar seguro en Campana. "Pasamos toda la noche sobre el puente, rodeados de agua. Si seguía lloviendo, el nivel iba a llegar al asfalto", relató una de las docentes afectadas.

Además, la empresa Trenes Argentinos anunció la suspensión de los servicios ferroviarios entre Retiro y Rosario, Córdoba y Tucumán hasta el 23 de mayo. La acumulación de agua en las vías y puentes entre Zárate y Campana impide garantizar la seguridad operacional, según informaron.

El ministro de Gobierno de Buenos Aires, Carlos Bianco, calificó el evento como "un fenómeno climático inusual, muy por encima de los promedios históricos de precipitaciones". Se estima que más de 70,000 km² de la provincia fueron afectados, dejando a miles de personas evacuadas y generando un colapso en la infraestructura vial y ferroviaria.

Mientras tanto, los conductores enfrentan largas congestiones en las rutas alternativas, y las autoridades trabajan para restablecer la normalidad lo antes posible. Sin embargo, no hay certezas sobre cuándo se podrán reabrir los tramos afectados de la autopista Rosario-Buenos Aires. "Los usuarios deben mantenerse informados a través de las redes sociales de la Agencia de Seguridad Vial", recomendaron voceros oficiales.

Este evento pone de manifiesto la vulnerabilidad de la infraestructura frente a fenómenos climáticos extremos y la necesidad de implementar medidas preventivas más efectivas. Las autoridades continúan monitoreando la situación y evaluando los daños para planificar las reparaciones necesarias.