La Confederación General del Trabajo (CGT) definió no convocar a un paro general para acompañar la caravana de apoyo a Cristina Kirchner, quien debe presentarse este miércoles en los tribunales de Comodoro Py tras la confirmación de su condena en la causa Vialidad. En cambio, la central obrera dará libertad de acción a sus gremios para decidir su participación en la movilización, optando por un respaldo testimonial y evitando medidas de fuerza que paralicen el país.

La decisión fue tomada tras una reunión entre la conducción de la CGT y autoridades del Partido Justicialista, en la que se discutió la modalidad de apoyo a la ex presidenta. "No hay clima para un paro general", afirmaron los principales líderes sindicales, quienes señalaron que la central acompañará la marcha pero sin sumarse a la lógica de los sectores más duros del kirchnerismo. "No seremos arrastrados por la lógica que plantean Máximo Kirchner y La Cámpora", expresó un dirigente cegetista a Infobae.

Mientras tanto, gremios identificados con el kirchnerismo, como la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) Capital, el Sindicato de Trabajadores Judiciales (SITRAJU), la CTA Autónoma y la CTA de los Trabajadores, sí anunciaron paros y una fuerte movilización para el miércoles. La Unión Obrera Metalúrgica (UOM), aunque alineada con el kirchnerismo, decidió no realizar un paro pero sí participar en la marcha, convocando a sus afiliados a concentrarse en la ciudad.

El transporte público funcionará normalmente, ya que los sindicatos del sector no adherirán a paros, permitiendo que los manifestantes puedan asistir y regresar sin inconvenientes. La movilización partirá desde el domicilio de Cristina Kirchner en el barrio de Constitución y se dirigirá a Comodoro Py, donde la ex presidenta podría quedar detenida o recibir prisión domiciliaria, según lo determine la Justicia.

La postura de la CGT generó tensiones internas y malestar en sectores kirchneristas, que aspiraban a una medida de fuerza contundente. Sin embargo, la conducción sindical priorizó la unidad interna y evitó una confrontación directa con el gobierno y la Justicia. El debate refleja la fragmentación y las disputas de poder dentro del peronismo y el movimiento obrero, en un contexto de alta sensibilidad política y social.