Una ola polar histórica dejó a Mar del Plata y otras ciudades argentinas sin suministro de gas durante varios días, afectando a miles de hogares, industrias y servicios públicos. El corte, que comenzó la noche del miércoles 2 de julio, coincidió con temperaturas extremas que llevaron la sensación térmica a -10°C y dispararon la demanda de gas a niveles récord.

Según informó Camuzzi Gas Pampeana, la distribuidora local, la caída abrupta de presión en la red obligó a interrumpir el suministro en más de 20 barrios y suspender el servicio de GNC y a grandes consumidores industriales. "Esto comenzó a verse en las periferias de la ciudad y luego se vio en casos aislados en el centro urbano", explicó Rodrigo Espinoza, gerente de Relaciones Institucionales de la empresa. El operativo de reconexión, que involucró a más de 220 operarios, permitió restablecer el servicio en la mayoría de los hogares y estaciones de GNC para el viernes 4 de julio.

La crisis energética generó un fuerte debate político. El concejal Juan Manuel Cheppi, del Frente Renovador, responsabilizó al gobierno nacional y al intendente Guillermo Montenegro por frenar la obra de la Planta Compresora Las Armas, que según él podría haber evitado la crisis. "Esta crisis era absolutamente evitable. La Planta Compresora Las Armas estaba al 80% de avance y faltaban solo dos meses para su finalización. Fue el gobierno nacional el que frenó esa obra clave para Mar del Plata", afirmó Cheppi.

Por su parte, la Secretaría de Energía de la Nación y la empresa distribuidora atribuyeron la situación a una contingencia inusual provocada por el récord de consumo de gas, que alcanzó los 100,3 millones de m³/día a nivel nacional. El corte de suministro obligó a suspender las clases en todos los niveles y a cerrar estaciones de GNC, lo que paralizó parcialmente la ciudad.

El evento puso en evidencia las fragilidades estructurales del sistema energético argentino y reavivó el debate sobre la necesidad de inversiones en infraestructura y la gestión de los recursos energéticos. En paralelo, un fallo judicial en Estados Unidos que afecta a YPF sumó preocupación sobre el futuro de la política energética nacional. Mientras tanto, vecinos y usuarios expresaron su malestar por la falta de información y la demora en la reconexión del servicio.

La crisis dejó en claro la urgencia de fortalecer la infraestructura energética y garantizar el acceso a la energía como un derecho fundamental, especialmente ante fenómenos climáticos extremos que, según los expertos, serán cada vez más frecuentes.