La ola de frío polar que azota a gran parte de Argentina provocó una crisis en el suministro de gas natural, obligando a las autoridades a tomar medidas excepcionales para garantizar el abastecimiento residencial. Desde las 14 horas del miércoles 2 de julio, el Comité de Emergencia dispuso la suspensión total del expendio de GNC en estaciones de servicio de varias provincias, así como cortes en el suministro a industrias y la interrupción de exportaciones a Chile. La medida, que se extenderá al menos 24 horas, busca priorizar el consumo en hogares ante una demanda récord que alcanzó los 100 millones de metros cúbicos diarios, superando ampliamente los promedios históricos de invierno.

El impacto se sintió especialmente en provincias como Córdoba, Santa Fe, Mendoza, Buenos Aires, Tucumán, Salta y Jujuy, donde tanto estaciones de servicio como industrias vieron interrumpido el suministro. En Mar del Plata, numerosos barrios reportaron cortes o baja presión de gas en los hogares, situación que la distribuidora Camuzzi atribuyó a la activación automática de reguladores por baja presión en la red. "Se están tomando todos los reclamos para, en cuanto se normalicen las condiciones operativas, restituir el suministro", informaron desde la empresa.

La decisión de priorizar a los usuarios residenciales responde a la necesidad de asegurar el abastecimiento a unos 9 millones de hogares, considerados demanda prioritaria. Solo las estaciones de servicio con contratos no interrumpibles, ubicadas principalmente en el sur del país, mantuvieron el suministro debido a la dependencia energética de esas regiones.

El contexto agravante incluyó problemas técnicos en la producción de gas en Vaca Muerta y la salida de servicio de la central nuclear Atucha II, lo que redujo aún más la oferta energética. Además, el sistema nacional recurrió a la importación de electricidad y al uso de combustibles alternativos en centrales termoeléctricas para compensar el déficit.

Entidades de expendedores y autoridades justificaron la medida por razones de fuerza mayor y seguridad, mientras que usuarios y transportistas expresaron preocupación por el impacto en la movilidad y la producción industrial. La normalización del suministro dependerá de la mejora de las condiciones climáticas y la recuperación de la producción de gas, en un invierno que ya se perfila como uno de los más fríos de las últimas décadas.